Frenazo contra pronóstico. Al Villarreal, como al héroe de la película, le venía saliendo todo bien. Los amarillos acumulaban seis partidos consecutivos sin perder y con un acierto de cara a puerta envidiable. El sueño de la Champions se podía prolongar ante una defensa tan débil como la del Betis. Pero salió todo torcido en el Benito Villamarín. Con uno menos desde el minuto 30, el equipo dominó a pesar de todo. Pero faltó la facilidad para anotar de otros días ante un rival que aprovechó las mínimas concesiones del Villarreal mediante los goles de Loren. Ahora a volver a fijarse en la sexta plaza, a mantener el botín del quinto puesto liguero.

Después de un tedioso arranque de partido, Bonera decidió transformar para mal el duelo a la media hora. El italiano, impecable en sus últimas apariciones como titular, se vistió de karateka para asestarle una patada en el pecho a Rubén Castro. Alberola Rojas no lo dudó y lo envió a la caseta. Desde ese momento, el control del encuentro escapó de las manos de los de la Plana, y el Betis pudo empezar a combinar. Además, Calleja se vio obligado a sacrificar a Ünal para reforzar la zaga con Álvaro González.

El paso atrás del Villarreal permitió a los verdiblancos pisar el área de Asenjo. El equipo de Quique Setién, agobiado por la presión alta del submarino, había sido incapaz de rondar la puerta del palentino. Pero el último cuarto de hora del primer acto encontró a los andaluces forzando a su rival a recular. Así se produjo la primera ocasión digna de mención de los locales, tras una combinación que terminó con un pase al punto de penalti de Guardado. El debutante Loren armó el disparo, pero la espalda de Jaume Costa lo rechazó.

Fue el aviso; en el descuento se produjo el golpe. El mismo Loren aprovechó un balón peleado por Fabián, que le arrebató el esférico a Jaume Costa. El marbellí se inventó un disparo desde más allá del semicírculo del área que se enroscó para entrar ajustado al palo izquierdo de Asenjo. 1-0, y a los vestuarios rumiando el Villarreal el resultado en contra.

Pero en lugar de caer en la depresión, el submarino le discutió el resultado al Betis. Al menos lo hizo durante los 20 primeros minutos del segundo tiempo. Con un 4-1-3-2 como sistema, en el que Fornals acompañaba a Bacca y con Castillejo, Rodrigo y Trigueros por detrás, el Villarreal apretó para poner en aprietos la dubitativa zaga de los sevillanos. La electricidad de Castillejo dejó un par de destellos, y Bacca se zafó de Mandi dentro del área, para girarse y ensayar un disparo que dio en la madera.

Calleja quería meterle el miedo en el cuerpo a su contrincante con la entrada de Cheryshev por Trigueros, pero una jugada por la banda derecha del Betis terminó con un disparo cruzado de Fabián. Loren metió la cabeza para desviar el esférico y despistar a Asenjo. Era el minuto 65, y llegaba el 2-0.

Pero el Villarreal no se resignaba a perder de esa manera, condicionado por una expulsión, y tumbado por un equipo que había hecho lo mínimo. Bacca forzó a Adán, en el minuto 69, a sacar su disparo bajo cercano al palo izquierdo con una parada de mérito. Por su parte, Álvaro González perdonó en un disparo a bocajarro, tras pase de Fornals, en el minuto 70.

Alimentó la ilusión el equipo de Calleja con el tanto de penalti de Bacca. Cheryshev, con la ayuda de Barragán, se inventó un penalti a poco más de diez minutos para el final del partido. El colombiano engañó a Adán, y el Villarreal soñó por un instante con un empate épico, de los que alimentan la confianza en uno mismo.

Pero el físico, después de 60 minutos con 10 hombres, no respondió a los de la Plana. Más cerca estuvo el triplete de Loren, que perdonó en la recta final con un lanzamiento blando. Al final, el Villarreal desperdició una ocasión de presionar un poco más al Madrid y, sobre todo, la posibilidad de alejarse del Sevilla. Pero no se puede tener todo en la vida.