El Alcoyano, con la ley del mínimo esfuerzo, se llevó los tres puntos de su visita al Mini Estadi de Miralcamp. Es el primer equipo que lo logra esta temporada. Lo consiguió porque el Villarreal B le dio no una vida, muchas vidas a lo largo de la primera y segunda parte, y eso lo aprovechó al final el conjunto alicantino. El equipo de la Plana Baixa dominó y desperdició hasta cuatro claras ocasiones de gol en el primer tiempo, una de Adrià Dalmau y tres de Mario González. Los alicantinos marcaron nada más arrancar la segunda parte y con ese gol vivieron de la renta ante un filial que acabó jugando más con el corazón que con la cabeza. Pese a ello, Mario la volvió a tener para firmar las tablas poco después del mazazo. Al final no pudo ser y traspié importante para los groguets.

En esta ocasión el técnico Miguel Álvarez intentó repetir lo máximo posible el once del pasado fin de semana en Llagostera, pero se vio obligado a introducir más de un cambio. Por ejemplo, regresó Pau Francisco Torres al eje de la zaga, en el centro del campo con Imanol en el banquillo con gripe, con Ramiro Guerra lesionado y sin Manu Morlanes (recién llegado de la selección sub-19), le tocó jugar al joven alcireño Sergio Lozano, haciendo pareja improvisada en el mediocentro con el extremo Cristian Cedrés; y en la punta del ataque, sin Dani Raba, regresó la dupla Adrià Dalmau-Mario González. El último fichaje, el ariete Rubén Mesa, empezó en el banquillo.

Y ya puestos en el partido fue sorprendente que el primer tiempo acabase sin goles. El Villarreal B tuvo hasta cinco clarísimas ocasiones de gol, por dos del Alcoyano. El equipo de Miguel Álvarez, con su exquisita propuesta futbolística, llevó el control del partido, e incluso tuvo la posesión del balón. Asedió la portería del guardameta ilicitano y examarillo Miguel Bañuz con insistencia. Adrià Dalmau, a pase de Chuca, tuvo a primera. El arquero envió a córner en el minuto 17. Cuatro más tarde empezó el recital del burgalés Mario González, que le perdonó la vida al conjunto blanquiazul en los minutos 22, 30 y 38, cada cual más clara. No hubo manera.

La estocada que no llegó

El partido estaba para darle una estocada, pero no fue así. No se pudo marcar ni un gol en una excelente primera parte. Y luego el Alcoyano, que se marchó vivo al descanso, tuvo las dos últimas y clarísimas oportunidades para haber puesto el 0-1. En el minuto 43 la más clara la tuvo a portería vacía Navarro, a centro de López Silva. Al descanso un sorprendente 0-0 que no se correspondía con lo visto en el campo. Y el encuentro se reanudó con un tremendo jarro de agua fría porque en un despiste atrás le permitió a Lino recuperar un balón y definir ante el portero Ander Cantero.

Después del gol visitante, más de lo mismo, pero con la salvedad de que el Villarreal B se fue convirtiendo en un manojo de nervios porque no le salía nada, no encontraba la forma de empatar y delante con Mario González o con el debutante Rubén Mesa no se acertaba ni a la de tres. Al final derrota por la mínima que frena la racha del filial.