Muchas pueden ser las motivaciones que nos mueven a tener hijos, del mismo modo que muchas son también las que nos pueden mover a todo lo contrario.

Por tanto, dejamos atrás la idea del «instinto maternal», puesto que ni está científicamente demostrado que exista ni todo el mundo parece sentirlo. Biológica y antropológicamente estamos predispuestos a tener descendencia pero, al fin y al cabo, es una opción. Sobre todo hoy en día, con todos los medios anticonceptivos, las técnicas de reproducción asistida y la transformación que están sufriendo, afortunadamente, los roles sociales.

Muchas personas, mujeres en su mayoría, describen sentir un deseo de tener hijos (es lo que llaman instinto maternal), pero habría que localizar la necesidad específica a la que responde ese deseo.

Estas necesidades pueden ser:

1.- Complacer la necesidad de la pareja, a pesar de la propia necesidad o por un sentimiento de indiferencia ante el acto de ser padres.

2.- Intentar cubrir algún vacío (por el fallecimiento de alguien cercano, por soledad, por falta de objetivos vitales, por insatisfacción laboral,?)

3.- Cumplir las expectativas de «lo que se espera de mi» (ya tengo edad de ser padre o madre, se me va a pasar el arroz, es el paso siguiente en mi relación,?)

4.- Ganas de sentir ese vínculo tan fuerte (al verlo en otras personas)

5.- Como técnica de distracción ante los problemas que pueda haber en la pareja.

6.- Comprometerse aún más en la relación de pareja.

7.- Ser cuidada y valorada durante la etapa del embarazo.

8.- Creencias religiosas.

9.- Como una experiencia más.

10.- Deseo de cuidar y educar a una nueva persona.

11.- Y tantas más necesidades como personas hay en el mundo?.

Cualquiera de estas necesidades puede manifestarse de forma explícita o esconderse tras otra «políticamente más correcta», que nos haga sentirnos menos egoístas y transmita una imagen más positiva de nosotros mismos. Es importante ser sinceros con nosotros mismos y trabajar por cubrir esas necesidades del modo más adecuado.

El mejor momento para tener un bebé es cuando uno mismo se encuentra bien emocionalmente o está trabajando para cubrir sus necesidades, sin otorgarle esa responsabilidad a una criaturita.

Cuando ya se ha tenido un bebé, puede que vuelva ese deseo de tener otro (hay quien no entiende esto), incluso cuando el embarazo, parto y crianza del primero han sido complicados. Esto se debe a que nuestro cerebro tiende a olvidar los aspectos negativos y, además, hay que tener en cuenta que se trata de vivencias intensas, pero evolutivas, por lo que no duran mucho en el tiempo y dan paso a otras nuevas (tanto en el embarazo como en la crianza).

En este momento, las motivaciones pueden ser las mismas, añadiendo la de «que el que tenemos tenga compañía», «vamos a por la parejita», «a ver si este nos sale más tranquilito»,? y otras más que no hacen más que poner «nombre comercial» a otras necesidades que desconocen o pretenden ocultar.

Mi consejo es que hay que escuchar las necesidades que tenemos, en cualquier momento de nuestra vida, y atenderlas específicamente, con ayuda profesional o no, pero buscando siempre el bienestar familiar y personal. Cuídate tú primero para cuidar mejor de los demás.