La controversia sobre los mapas y su significado es tan antigua que, por fuerza, nos devuelve a la memoria la anécdota del dedo de Stalin. La leyenda sitúa los hechos alrededor de la firma del armisticio entre la URSS y Finlandia en 1949 y a la negativa de las autoridades finesas de ceder ante la pretensión del zar rojo de anexionarse la plaza de Enso. Entonces, se cuenta que el camarada Josif colocó su carnoso dedo índice sobre el punto donde se hallaba la ciudad y los cartógrafos comenzaron a trazar la línea divisoria entre ambos países confiando en que el líder soviético levantaría la mano. Como tal cosa no sucedió, desde aquel día, Enso pertenece a la Gran Madre Rusia y pasó a denominarse Svetogorosk.

Sin ir tan lejos, los territorios peninsulares que desde la Edad Media compartieron una misma religión, una lengua y un rey andan a la greña mostrando estos meses sus cartas geopolíticas, unos mapas que nunca son mudos. Por una lado destacaremos el esfuerzo de los profesores García Edo y Gómez Albiñana a la hora de presentar la colección cartográfica que acumula en su archivo la Universitat Jaume I y que ahora muestra al público en el Menador. En palabras de los comisarios de la exposición «De les terres del senyor rei d´Aragó», la representación de nuestros antiguos reinos hispánicos parte de la descripción de la Geografhia que ya hiciera Ptolomeo en el siglo II y se plasma en mapas modernos, aquí y en todo el Occidente, desde el siglo XVI. Entonces, esta representación física de los territorios la realizaron extranjeros contratados al efecto y obra de uno de ellos, el francés Nicolas Sanson, es un dibujo único de toda la antigua confederación, del año 1653, que luce el encabezamiento: «Les Estats de la Couronne d´Arragon en Espagne, ou sont l´Arragon royaume, la Catalogne principauté, la Valence royaume et les Isles de Maiorque». Es una imagen insólita, pues, según relatan los profesores, lo normal es ver los diferentes territorios por separado, como entidades diferenciadas que fueron, o por parejas, por una simple asociación geográfica: Aragón con Cataluña y Valencia con las islas Baleares y las Pitiusas.

El mapa de la «divisió comarcal»

Una recreación actual de aquel mapa se puede ver en el patio del Institut Violant de Casalduch de Benicàssim. A simple vista nos puede parecer que se trata de la Corona de Aragón sin Aragón. Su encabezamiento, «Països Catalans», es confuso y se asemeja más al mapa del Corredor Mediterráneo que a uno estrictamente lingüístico. No obstante, según han explicado los docentes, su cartografía responde a los dominios de la lengua y a una «divisió comarcal» de sus respectivos territorios. Sin exclusión de la zona valenciana castellanoparlante ni del Valle de Aran, de idioma occitano.

A nuestro entender, es bueno que los estudiantes de secundaria aprendan geografía e historia y no únicamente lo que pone en el Estatut (eso sí que sería político). Y de igual modo han saber que el castellano también se habla fuera de las dos Castillas; o que el francés va más allá de l´Hexagone y se extiende por toda la Francophonie. Como también es necesario que comprendan pronto que el hombre proviene del mono y que la Tierra no es plana... ni siquiera en la Plana Alta.