Nueva vuelta de tuerca en el desarrollo de la segunda vista oral por el asesinato de un hombre en Benicarló a manos de una banda de sicarios pagados por un tercero para el cobro de una supuesta deuda de la víctima. Ayer, los dos condenados ya por estos hechos en un juicio celebrado en febrero de 2012, dieron un giro completo a su declaración en esa vista [entonces como acusados] y asumieron, en solitario la autoría del asesinato, exculpando, en paralelo, a los tres nuevos procesados por estos hechos, sendos ciudadanos marroquíes.

«Lo matamos nosotros solos. Y estamos bien condenados», declararon ayer al unísono los hermanos F.M. y J. M. ante un Tribunal del Jurado de la Audiencia de Castelló que desde el lunes juzga a otros tres hombres, dos por un delito de asesinato y un tercero como inductor del mismo. El procesamiento de estos tres acusados se produjo precisamente a raíz de la declaración de los hermanos en el juicio de 2012.

Ayer, los ya condenados por el crimen comparecieron ante el tribunal por el sistema de videoconferencia desde la prisión en la que cumplen condena y lo hicieron en calidad de testigos. Ambos quisieron puntualizar de entrada este extremo. «En el juicio de 2012 declaramos como acusados y, por tanto, teníamos derechos a mentir para intentar rebajar las penas, en especial el delito de asesinato. Pero hoy lo hacemos como testigos y vamos a contar la verdad de lo que ocurrió», explicaron.

Y la nueva verdad de los hermanos es que actuaron ellos dos, junto con una tercera persona que únicamente fue condenada por un delito de detención ilegal.

Ambos señalaron que se encaminaron a Benicarló el día de los hechos con la intención de apropiarse de un alijo de droga (2.000 kilos de hachís) que supuestamente tenía en su poder la víctima.

Los condenados señalaron que fueron a Benicarló tras recibir un soplo de un 'Santo' [en el argot de los narcotraficantes persona que filtra datos a las bandas de narcotraficantes sobre el movimiento de los alijos de drogas]. E indicaron que se dirigieron al domicilio de la víctima a quien encontraron en el portal. Entonces, lo introdujeron a la fuerza en un coche.

«Como el hombre no paraba de pegarnos patadas, le dí un golpe en la cabeza y creo que lo maté, porque empezó a sangrar y se hizo sus necesidades en los pantalones», aseguró uno de los acusados. «Fue una desgracia, porque no quería matarlo, y pido perdón a su familia. No fue un asesinato, si no un homicidio», añadió.

Tras el secuestro de la víctima, lo trasladaron a un descampado en el apeadero de Peñíscola, donde tras rociarlo con gasolina le prendieron fuego. Los agentes encontraron el cadáver tumbado boca arriba y con las manos atadas a la espalda con unos grilletes.

Los condenados señalaron que cuando abandonaron al hombre ya estaba muerto, y que lo quemaron para eliminar pruebas. Y a la pregunta de por qué tenía los grilletes puestos dijeron que no se los quitaron porque las llaves se las llevó la tercera persona que les acompañaba.

Los dos condenados remarcaron que en tanto en su juico como en la fase previa de instrucción mintieron para eludir el delito de asesinato. Y aseguraron que en la rueda de reconocimiento apuntaron a los tres nuevos procesados como coautores del crimen por indicación de sus abogados y por las presiones policiales. «Firmamos sobre las fotos que nos puso la Guardia Civil. Pero no conocemos de nada a esas personas», insistieron.