«Todas las fobias encierran la voluntad de estigmatizar al otro». Así de rotundo se pronunció ayer en Castelló el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska en marco de la presentación de su libro «Ni pena ni miedo: Un juez, una vida y la lucha por ser quienes somos». El juez abogó por una «educación en la ética pública» como fórmula para abortar el virus de la discriminación social.

La conferencia del magistrado, en la actualidad presidente de la Sala de Lo Penal de la Audiencia Nacional, despertó una gran expectación, tanto en el ámbito de la judicatura castellonense como en el político y cultural, hasta el punto de que más 200 personas abarrotaron el salón de actos de la Diputación de Castelló, escenario del evento.

La disertación del juez Grande -Marlaska (en un formato de pregunta-respuesta) contó con la presencia de los máximos representantes de la Audiencia de Castelló, a saber, su presidente y Fiscal-Jefe, José Manuel Marco y José Luis Cuesta, respectivamente. Y junto a ellos un gruesa representación de jueces, fiscales y abogados de Castellón.

La conferencia de Grande-Marlaska, también miembro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se enmarcó en el ciclo de charlas-coloquio «De Razones y Hombres» , organizadas por la Fundación Caja Castelló, cuyos representantes también estuvieron arropando al magistrado.

La presentación del acto corrió a cargo del presidente de la Diputación de Castelló, el popular Javier Moliner. El titular de la institución provincial resaltó primero el amplio currículo profesional del juez Grande-Marlaska, que le ha llevado a auparse hasta los más altos escalones de la judicatura española. «Y siempre bajo el prisma de defender una justicia basada en el ética pública», precisó. «El juez Grande-Marlaska no sólo es un referente para sus compañeros de profesión, si no para quienes deciden no esconder sus diferencias y compromisos», añadió Javier Moliner.

Moliner también puso en valor «la valentía y decisión» del juez a la hora de enfrentarse a cuestiones como el terrorismo, la corrupción, la violencia de género o la homofobia.

Tras la disertación de Moliner, Grande-Marlaska, al hilo de las preguntas que le iba formulando el entrevistador, fue desgranando su posición personal ante las cuestiones antes mencionadas.

El magistrado señaló que en la vida hay muchas decisiones que cuesta tomar, «pero toda la vida se dedica a ejercer la libertad para gozar de autonomía», puntualizó. «Y hay que intentar no arrepentirse nunca de nada, aunque sin orgullo ni vanidad», dijo. E insistió en la necesidad de una educación en los valores de la ética pública, «para que una circunstancia personal no nos retrasen en la línea de salida respecto al resto». «La educación genera personas libres», añadió.