El entonces obispo de la diócesis de Segorbe-Catelló, Jose Maria Cases Deordal, se mostraba «muy preocupado» por las cifra de desempleo que se registraban en la España desde 1993 en una amplia entrevista publicada por Levante de Castelló en 24 de febrero de 1993 y en la que habló, largo y tendido, de muy diversos temas.

Cases afirmó que el Gobierno del país «debe reflexionar sobre la situación del paro. Tres millones de desempleados es una cifra que hace temblar. Corregir esta situación es responsabilidad del Gobierno, pero también del resto de fuerzas políticas y de las organizaciones empresariales».

En este sentido, el obispo puntualizó que la sociedad estaba necesitada «de una ética nueva y de esta ética, pienso, nos beneficiaríamos todos».

Además, también hizo referencia a los casos de corrupción, que ya preocupaban a los ciudadanos hace un cuarto de siglo: «Los frecuentes casos de corrupción que sufre la vida pública española es otro asunto que nos preocupa a los obispos. La clase política, en general y los gobernantes en particular, deben ser conscientes de que son espejo y modelo para muchos ciudadanos, de ahí que su comportamiento debe ser ético y limpio».

Y Josep Maria Cases Deordal, defendía, además, la figura de los obispos a la hora de orientar el voto de los fieles: «Coincido con esta afirmación de varios obispos. Votar es un compromiso y una obligación social, pero es también una acción moral. Yo creo que los fieles deben meditar y ejercer el voto de forma madura», explicó.