Como cita el pregonero en el inicio de las fiestas de Castelló, «ja el dia és arribat». El día en que los toros de Victorino Martín regresan al coso de la capital de La Plana, el día en que centró la empresa la feria de la Magdalena.

Alarmaba de inicio a los aficionados «toristas» que no hubiese en el cartel ningún torero especialista en este tipo de toro y encaste, lo que produjo cierta contrariedad. Sí que ilusionaba el hecho de ver a un torero que tiene temple y toreo puro en las muñecas, Jonathan Varea. Indignaba un tanto que un torero con las características de El Fandi fuese elegido para matar el prestigioso hierro, anulando así la posibilidad de presentar a la afición de Castelló toreros consagrados como Urdiales y Ferrera u otros que están destacando por su valor seco y firmeza como De Justo, Román o Pepe Moral. La lluvia retrasaba veinte minutos el espectáculo y dejaba el albero en malas condiciones. Parches de serrín para evitar el embalsado. Saludó ovacionado Victorino Martín quien recibió una placa y una escultura en honor a su padre.

Se encargaba de consolidar la vuelta de los toros de la A coronada Jaqueca, cárdeno bragado y correcto de presentación. Lo saludó El Fandi de larga cambiada de rodillas para torearlo después a la verónica hasta que el toro clavó los pitones en la arena y dio una voltereta que no le benefició en absoluto. Recibió un solo puyazo, aunque bastante largo. Lo banderilleó sin demasiados alardes, correcto. En la muleta fue tanteando el torero al animal sin llegar a ligar; dos naturales largos y templados fue lo único destacable. Media estocada sirvió para acabar con el primero.

Era el cuarto bonito de hechuras, galleó por chicuelinas y dejó al toro para el caballo con una revolera de colocación, se desplomó el cárdeno antes de llegar a la disposición del picador dando síntomas de debilidad. Reunió bien los tres pares El Fandi y el público le recrimino el lucimiento final. Brindó al ganadero y no pudo hacer nada con el inválido animal que se iba al suelo en repetidas ocasiones. No se entregó el granadino y trató de sacarle algo templando la poca fuerza del animal, todo esto con el público en contra que le pedía brevedad. Lo quitó del medio con una media estocada tras pinchazo. Abucheado el toro en el arrastre.

Cuando saltó a la plaza el segundo, un novillo adelantado, arreciaba la lluvia con ganas en Castelló. Le apretó en el saludo a Castella, que se escapó por poco de ser arrollado. Metió bien la cara en el peto del picador. Lo sacó hacia los medios el torero francés con doblones, seguro de lo que hacía. Lo citó de frente y dándole distancia para darle dos derechazos de valor. Se ayudaba para intentarlo por el pitón izquierdo aunque el toro se quedaba corto y se revolvía hacia los pies del torero. No le pudo al toro Castella que se fue a por el estoque, cuatro pinchazos y una estocada caída y tendida dieron paso a un interminable intento por descabellarlo, sin demasiado interés por parte del torero que vio como la parada de cabestros se llevaban al primero de su lote de nuevo a los corrales tras sonar el tercer aviso. Bochornoso.

Bien presentado aunque abanto de salida, el quinto. Rompió el toro al encontrarse con el capote de Castella siguiéndolo con codicia y metiendo la cara muy abajo. Tardó en arrancarse al caballo pero cuando lo hizo fue para recibir una buena puya empujando. El segundo puyazo lo dejó trotón. Lo esperó sentado en el estribo Sebastián Castella, una temeridad ante la facilidad por revolverse el toro. Lo acompañó con la voz para sacarle una tanda de derechazos alargando bien la embestida, por el izquierdo avisó a la primera. Debería haberle dado algo de macheteo para castigar al animal antes del pinchazo hondo y la estocada caída que tumbó al toro no sin resistirse y tragando su muerte en pie.

Fue ponerse a torear Varea al tercero a la verónica y salió el sol. Encorvando la postura y acoplado el torero le recetó dos verónicas y una media que despertaron al público. Con la muleta en la mano izquierda de salida y toreando templado, suave y puro. Sin toques ni tirones, todo ligado y cosido con maestría. Dos tandas que sabían a mucho y bien rematadas. Por el derecho no quería el burel al que cerró con ayudados por el izquierdo y dejando un desprecio de bellísima factura. Pinchó antes de la estocada casi entera aunque contraria que sirvió para que el almassorí le cortase una oreja de peso. Aplaudido el anovillado tercero en el arrastre.

El que cerraba plaza era un toro mas hecho, remató en los burladeros hasta despitorrarse el derecho, dejó Varea una media liándose el capote a la cintura con un gusto exquisito. Un puyazo poco lucido y acostándose el de Victorino en el peto del caballo. Lo intentó el torero sin continuidad ni acoplándose a los hachazos que soltaba el toro a mitad muletazo. En ningún momento lo vio claro Varea. Se aburrió el toro saliendo suelto y hecho el torero de trasteo antes de la estocada tendida que requirió un acertado descabello.