El Villarreal respira a costa de un muerto viviente. Las Palmas se puede anunciar como el rival perfecto para los equipos con problemas de cara al gol, porque sus concesiones en la retaguardia pueden alegrarle el día a cualquiera. Bacca fue capaz de aprovecharlas, no sin sumar una larga lista de errores ante la puerta de Chichizola, para conseguir tres puntos claves para la pelea por un puesto europeo. El submarino recupera la sexta plaza en un triunfo que no aleja las dudas sobre el equipo de Calleja. La falta de acierto es aún una losa que lastra el progreso de los azulejeros, y sólo la endeblez del rival les permite tomar aire.

Es cierto que Javi Calleja se afana por buscar una fórmula que despierte al Villarreal, que le reencuentre con el buen juego y, sobre todo, con el gol. Ayer apostó por un 4-2-3-1, en el que reiteró la presencia de Bonera en el once y donde volvió a mostrar su confianza en Dani Raba. Con Rodrigo y Trigueros como pareja de mediocentros, el cántabro formó una línea de mediapuntas con Roberto Soriano, novedad en el once, y Pablo Fornals.

El cambio de sistema pareció espabilar al equipo amarillo que mostró el colmillo que se le ha echado de menos en las pasadas jornadas. Ayudado por las lagunas defensivas de los locales, el Villarreal asedió la puerta de Chichizola. En el minuto 3, Raba perdonó el tanto con un remate que rechazó el guardameta argentino. Fue la ocasión más relevante de un submarino que se deshinchó con el paso de los minutos, lo que permitió que su rival se hiciera con el dominio del esférico.

Obligado por la necesidad, Las Palmas dio un paso adelante ante un Villarreal que, lastrado por su falta de pegada, se enreda en los partidos. Los canarios pisaron el área de Asenjo y, en el minuto 18, un remate de tijera de Calleri forzó al palentino a ceder un saque de esquina. Once más tarde, el delantero argentino apretó a Bonera y le robó el esférico en el área. Su centro lo tocó Asenjo, y nadie pudo embocar.

Las fuerzas se habían igualado, y los miedos atenazaban a dos equipos más preocupados en lo que podían perder que en lo que tenían ocasión de ganar. Un tibio Villarreal vio cómo a Bacca, en el minuto 38, se le escapaba otra ocasión de gol con un mal disparo, después de que un pase largo de Soriano sorprendiera a la defensa local.

Además, Calleja debía prescindir de un Jaume Costa con problemas en la rodilla. Adrián Marín tuvo que ocupar el lateral izquierdo para reemplazar al defensa valenciano. Más contratiempos para los de Calleja.

Pero en la reanudación le entró la tiritona a Las Palmas, y el Villarreal pudo dar un paso adelante que, con los minutos, se convirtió en decisivo. Si en algún momento los canarios demostraron disciplina defensiva, todo se disolvió en la segunda mitad. La línea de retaguardia adelantada dejó unos espacios que permitió una cascada de ocasiones para el equipo amarillo.

Bacca fue el protagonista paral o bueno y para lo malo. En el minuto 67, aprovechaba un pase a la espalda de la defensa de Fornals. Se marchaba por velocidad y empalaba un duro disparo que batía a Chichizola. Pero el colombiano también perdonó la sentencia en dos ocasiones casi consecutivas. Primero, en el minuto 69, una contra que guió Fornals, tras un nuevo error defensivo, terminó en los pies del cafetero, después de que el castellonense no se atreviera a rematar. Bacca regateó y regateó, pero su disparo se marchó al lateral de la red. Dos después, volvió a perdonar ante Chichizola con otro disparo fuera.

Tras esta orgía de ocasiones, le tocó el turno a Las Palmas de proponer. Los de Jémez debían buscar el empate, pero enseñaron sus vergüenzas, incapaces de acercarse a la portería de Asenjo. Sansone, de vuelta después de más de tres meses lesionado, se encargó de anotar el 0-2 de penalti. Gálvez lo arrolló en el área, cuando iba a fusilar a Chichizola. El italo-alemán puso la guinda al partido engañando al portero y asegurando los tres puntos.