Los monumentos falleros están en la calle de Borriana, aunque este año las carpas se han anticipado a las fallas.

Como es habitual, los falleros aprovecharon el domingo para sacar las piezas más grandes del monumento que se tiene que montar con grúa. Estas piezas son las más importantes de la falla, conocidas por el nombre de «cos de falla», son parte de la falla pero en su interior llevan la estructura más sólida del monumento. El artesano monta esta parte central de la falla y posiblemente hasta el día de la plantà no termina de montar la misma. Y en muchas ocasiones dependiendo de las ayudas que pueda encontrar en la comisión las bases de las fallas las suelen montar los críticos y los propios falleros, los cuales terminan el trabajo revistiendo el suelo con césped artificial, un sistema de montaje que facilita en trabajo a los artistas. Antiguamente se realizaban unas bases-estructuras que se tenían que acoplar y retrasaban el montaje de la plantà.

Cuando en estas fechas se cortan las calles al tráfico por eventos, en esta ocasión por el montaje de las fallas, el que estas estén en la calle varios días antes de la plantà cuenta con las protestas de algunos ciudadanos. Y el que este año se hayan anticipado las carpas ha subido el volumen de algunas protestas de aquellos que no han visto con buenos ojos que el fallero haya querido aprovechar el fin de semana tanto para celebrar sus fiestas como para acercar las primeras piezas de la falla a las zonas donde se ubican estos monumentos.

Por otro lado, hasta que no se inicia la plantà, las figuras están protegidas de la lluvia, cubiertas con plástico, según el color del mismo se puede apreciar el tiempo que dicha pieza está terminada y guardada para esta ocasión. Son 135 fallas grandes y 125 infantiles que se han realizado en los talleres de los artesanos de esta ciudad trabajo de todo un año. El tiempo es importante, el artesano prefiere la lluvia al viento, y las fallas salen de los talleres bastante protegidas para que el agua no perjudique las figuras. Antiguamente cuando en estas fechas llovía o hacía fuerte viento los artesanos retrasaban el montaje de la falla, apurando el tiempo de montaje para evitar que el agua o el viento causase problemas al proceso del montaje. En la actualidad el artesano tiene que enfrentarse a las inclemencias del tiempo y cumplir con el itinerario previsto haga viento o llueva. Son muchas las fallas a plantar y del resultado final depende la continuidad del trabajo y del prestigio conseguido en los últimos años.