n En la Falla Benicarló se vivía ayer una mañana de emociones contradictorias. La explosión de alegría entre las gradas y los máximos representantes de la falla la noche anterior al recibir varios premios, que alcanzó su punto álgido con el primer premio al monumento grande, se mezclaba horas después con la tristeza del sepelio a uno de los fundadores de la falla más antigua de la localidad del Baix Maestrat, Carmelo Castelló, quien también fue presidente de la Cruz Roja del municipio.

El que fue fundador de esta falla fallecía, justamente, el día de la plantà. Justo con la llegada del coche fúnebre a la iglesia, los integrantes de la falla dispararon una salve de cohetes en su memoria. Un gesto que fue seguido en silencio y al que prosiguió un aplauso unánime de los asistentes a la ceremonia.

Posteriormente, el presidente de la falla más antigua, que es además el presidente más joven con diferencia que regenta este título de la ciudad, Domingo Roig, de 26 años, trasladaba este amalgama de sentimientos, «lo cierto es que este está siendo un año muy especial, porque estamos viviendo un aniversario en el que se ha volcado todo el pueblo y todas las comisiones en esta celebración, y justo el día de la plantà, cuando finalizábamos de montar el monumento, cuando falleció el Carmelo, el primer presidente durante 10 años de esta falla, y el propulsor de esta loca idea de implantar las fallas en la localidad». «Estamos muy orgullosos de continuar con lo que él y un grupo de amigos que hicieron piña empezaron».

Pero el entorno de la falla acoge también la presencia de otras figuras emblemáticas y significativas en la trayectoria de esta familia fallera. Manolo Rico, El Cortijero, Salvador Martínez, que este año ha sido el mantenedor de la falla, y el abuelo de Domingo, Paco Marzá, «es un honor poder tenerlos aquí con nosotros, viviendo el ambiente de la falla».

El actual presidente hacía recuento de premios, ya que este año han hecho triplete. Además del primer premio al monumento grande, han ganado el premio al Ninot Indultat y el premio al Ingenio y Gracia, «que nos ha hecho mucha ilusión, porque al fin y al cabo es la esencia de las fallas». La falla infantil también ha obtenido un segundo premio en esta edición, «en fallas infantiles hay un nivel muy alto», incide. El lema de la falla de este año es «Emparellant-se» (Emparejándose), del artista Sergio Fandos, y hace alusión a la diversidad de parejas que pueden formarse, ya sea en la vida política o personal, en una ciudad. El cliché y la imaginación han movido, por lo tanto, el hilo argumental de la crítica fallera este año.

Por otro lado, y tomando perspectiva histórica, Domingo Roig comenta que las fallas son la fiesta perfecta que llegó en el momento perfecto al municipio de Benicarló, una ciudad en la que se adaptaron como el agua, «se acoplaron de un modo muy natural a Benicarló, de hecho posteriormente aparecieron doce comisiones más, y jamás ha desaparecido ninguna».