Como dicta la tradición, Borriana cerró anoche su semana fallera con la «Nit de la Cremà», en la que tanto los monumentos mayores como infantiles fueron pasto de las llamas para quemar las críticas y dar paso a la llegada de la primavera.

El día de San José, la capital de la Plana Baixa amaneció con los últimos coletazos de las fiestas en los casales, los desayunos de curros con chocolate y buñuelos, y las despertás de los jóvenes falleros, que preparaban el ambiente festivo para el acto más importante de las fallas, la ofrenda a la Mare de Déu de la Misericòrdia. Asimismo, la jornada también estuvo protagonizada por el tiempo inestable ya que la lluvia hizo acto de presencia en el último día festivo.

A media mañana daba inicio desde el colegio salesiano la ofrenda de flores, uno de los actos más emotivos y esperados durante el año y en el que las reinas falleras, Judit Pesudo y Ana Giménez, fueron las más aclamadas.

Cabe destacar que en esta ocasión el desfile fue especialmente numeroso ya que la Junta Local Fallera celebra en 2018 su 75 aniversario, y fueron muchas las reinas falleras y componentes de las cortes de honor y Juntas Locales de la historia de Borriana las que no quisieron perderse la cita y homenajear tan señalada fecha.

La meteorología estuvo a punto de echar a perder la mascletà de la pirotecnia Martí que finalmente pudo desarrollarse con normalidad y tuvo un final intenso y ensordecedor, y aunque la lluvia hizo su aparición pasadas las 15 horas, no consiguió ensombrecer las últimas horas de las fallas.

Ya por la noche, y tras una tarde en la que los falleros se sobrepusieron al cansancio para apurar los últimos momentos de charanga, casal y fiesta, los monumentos vieron llegar su hora y las tracas, castillos de fuegos y demás espectáculos pirotécnicos se sucedieron para devorar los ninots.

Primero fue el turno de los monumentos infantiles, que alrededor de las 20.00 horas iniciaron sus cremàs y la lluvia estuvo presente.

Más tarde, tras las cenas en los casales, fue el turno de ver arder a las fallas grandes. La cremà se desarrolló por sectores y siguiendo un estricto orden que dependió del premio obtenido por la falla y de la organización de los bomberos del consorcio provincial.

La falla del primer premio, Sociedad Club 53 reunió a un gran número de visitantes, que como cada año, disfrutaron de la enorme manta de tracas dispuesta para los momentos previos al inicio del fuego. De manera casi automática se prendieron el resto de fallas, y las charangas, mechas, fuegos y pirotecnia se convirtieron en los protagonistas de esta «Nit de la Cremà, que desde el año pasado es Patrimonio Inmaterial de la Unesco.

Las emociones, brillaron a flor de piel en las falleras y comisionados, que vieron entre sentimientos agridulces como sus queridas fallas acababan un año más, y cerraban un nuevo ciclo.

Pero como fiesta constantemente renovada que se considera, algunos colectivos cuentan ya desde su último día de fiesta con la delegación que los representará el próximo ejercicio, y durante los próximo días se sucederán las novedades respecto al nuevo año fallero que comenzará en cuando las llamas del 2018 se extingan.

Susto en la Falla Caçadors

Antes del inicio oficial de la cremà, la Falla Caçadors una dotación de bomberos del parque de la Plana Baixa intervino ayer por la mañana en un pequeño incendio que ha afectó parcialmente a varios ninots de la Falla Caçadors. La afección general en la falla fue leve y el fuego se originó de forma accidental debido a que se prendió por un petardo «borracho» mientras un grupo de falleros disparaba una despertà en el Pla. Los mismos falleros trataron de apagar el fuego con el uso de extintores.