Con el cambio de la hora la pasada noche regresa el debate sobre la necesidad de adelantar o atrasar el reloj dos veces al año. Aprovechar el mayor tiempo de luz natural con la alteración artificial de la hora vuelve a la palestra mientras en Almassora este equipo de gobierno mantiene su preocupación por la eficiencia energética a nivel municipal. Es por ello que planteamos medidas novedosas que supondrán un desembolso económico cuantioso, cierto, pero también un ahorro indiscutible y una apuesta decidida por la racionalización de la energía.

Así, sustituir las viejas farolas por equipos de bajo consumo es una de las medidas que incluimos en los fondos Feder, en la estrategia Edusi que supondrá una inyección de 10 millones de euros hasta 2013. La idea no es nueva, es cierto que lleva tiempo en la agenda municipal, pero ha tomado fuerza desde que la implantación del proyecto piloto en los polígonos industriales de Almassora ha dado buenos resultados. Las cifras están en la factura, con un ahorro de 4.600 euros mensuales.

Después de invertir más de 112.000 euros en la renovación de los equipos, la rentabilización del desembolso empezó en el minuto uno y será mayor a medida que vayamos acumulando recortes en la factura. Idéntico caso es el de la Vila, donde la reticencia inicial a sustituir por led las 200 bombillas del casco antiguo quedó en nada una vez que todos nos acostumbramos a la nueva luz. Como todos los cambios, éste también conlleva un periodo de adaptación, pero no debemos perder nunca el tren de la innovación y, en este caso, el del respeto al medio ambiente.

Las nuevas tecnologías nos dan la oportunidad de regular a distancia la intensidad lumínica de los puntos led de la Vila, que en el futuro se extenderán a las avenidas más grandes de Almassora. La ventaja sobre el modelo tradicional es más que evidente: consumir la luz que necesitamos en cada momento y escapar de esa tendencia que señala a España como uno de los países de Europa que más luz derrocha. Me preocupa esa falta de conciencia en el uso de la energía, situación que debemos reconducir también las administraciones. Por eso, proyectamos grandes cambios como los que he mencionado anteriormente y también pequeños gestos que al final son mucho más. Almassora se unió ayer a la iniciativa «La hora del planeta» que promueve WWF con el «apagón» de edificios municipales durante una hora para sumarse al gran cambio de mentalidad en el consumo de electricidad. Además de adelantar el reloj, tenemos que adelantarnos a las graves consecuencias del derroche desenfrenado.