A la sombra del hombre. Obligadas a seguir lo socialmente aceptado. Así era la vida de las mujeres artistas en tiempos pasados. Aquellas que podían pintar se debían limitar a hacerlo acerca de cosas banales. Escenas de amor, flores y bodegones eran las temáticas estrella. Nunca habrían imaginado que hoy en día las pintoras e ilustradoras tratarían asuntos tan polémicos como el machismo. Ni que tendrían total libertad para criticar el sistema patriarcal a través de personajes de ficción que son seguidos por miles de internautas. Lola Vendetta, Feminista Ilustrada y Pezones Revueltos son algunos de los perfiles de ilustración más seguidos. Todas tienen en común un mensaje de lucha y reivindicación feminista. Algo impensable hace menos de unas décadas.

A lo largo de la historia, las mujeres pintoras, y artistas en general, han permanecido ocultas en la sombra. Ejemplos como Artemisa Gentileschi (1593-1654), Judith Leyster (1609-1550) y Leonora Carrington (1917 - 2011) son las excepciones que confirman la regla. A pesar de que vivieron en épocas distintas, todas tenían algo en común. Provenían de familias adineradas y se introdujeron en la pintura de la mano de la figura de un hombre.

Así pues, pocos nombres de mujeres han podido hacerse un hueco en los libros de historia del arte. Linda Nochlin, autora del libro ¿Por qué no existen grandes mujeres artistas? hace hincapié en dos cuestiones. La primera, porque la educación no lo ha permitido. Y la segunda, porque las instituciones tampoco. Pero estos impedimentos no son algo particular de las mujeres artistas. Es lo que ha sufrido la mitad de la población mundial a lo largo de la historia en diferentes ámbitos. Y es por esto que el arte feminista nace al mismo tiempo que lo hace el movimiento feminista en los años 70. Rosalía Esclapés, profesora de Estética y Teoría del Arte en la Universitat Jaume I de Castellón, aclara que, desde el primer momento, la práctica artística se vio como una vía de reivindicación y lucha para el feminismo.

La ilustración, como todas las ramas del arte, ha estado dominada por hombres. Pero esto empieza a cambiar en los años 70 con la reivindicación de las mujeres en la lucha feminista. En España, la ilustración feminista se introduce a través de autoras como Maitena, Diana Raznovich o Nani Mosquera. Todas ellas son latinoamericanas, argentinas en los dos primeros casos, y colombiana en el tercero. Pero su carrera como ilustradoras reconocidas empezó a tomar forma cuando vinieron a vivir a España, entre los años 80 y 90, bien por la dictadura militar de Argentina del 76, bien por la crisis colombiana de los 90. Su trabajo se centró en el cómic. Los personajes de Maitena en Mujeres Alteradas (1994), los de Diana en Mujeres Plusquamperfectas (2008) y el personaje estrella de Nani, Magola, reflejan los problemas que encuentran las mujeres en su día a día. Siempre desde un punto de vista irónico, pero, al mismo tiempo, tierno y profundo.

La demanda de contenido social-feminista en las ilustraciones de grandes artistas se ha extendido, en parte, gracias a las pioneras en el arte feminista, pero también al avance en materia de género en la sociedad actual. El feminismo ha encontrado en el dibujo un recurso visual para expresar y comunicar un mensaje que ha calado en la sociedad.

Las ilustradoras feministas han tenido un gran éxito y son seguidas, a día de hoy, por miles de usuarios. Sorprendida ante esto, Helen Sotillo, expresa: «No nos esperábamos tanto éxito en redes sociales y estamos muy agradecidas. Desde que subimos la primera viñeta en octubre de 2015, sobre el manspreading tuvo muchísimos likes, cosa que no esperábamos que ocurriera, y mucho menos la cantidad de seguidores que tenemos ahora en Facebook, Twitter e Instagram». Además, la autora añade: «Creemos que cuando algo se comparte tanto es porque se suelen sentir muy identificadas con el contenido que publicamos». Helen Sotillo estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y terminó su formación especializándose en diseño gráfico. Junto a María Murnau, licenciada en Comunicación Audiovisual, y que cursó un máster de Género, Identidad y Ciudadanía, forma el equipo del proyecto Feminista Ilustrada, un referente en la ilustración feminista. Decidieron emprender esta aventura porque consideraban que no había un blog sobre feminismo donde la imagen fuera la protagonista. «No dedicamos mucho tiempo a leer en internet y hay que captar la atención en pocos segundos», matiza Sotillo.

Raquel Riba, creadora de Lola Vendetta, un personaje de ficción con más de 230 mil seguidores en Instagram, remarca que las redes sociales han influido en el éxito de las ilustradoras con mensajes reivindicativo-feministas. También, María Bueno, licenciada en Bellas Artes y Filosofía, que ha visto como con el tiempo su trabajo pictórico ha sido reconocido y valorado, cree que Internet y las redes han ayudado a acercar la información, el contenido y los artistas al gran público. «Las redes contribuyen de forma positiva, sin duda, a dar a conocer y a difundir», concluye.

Sus obras impresas también ocupan lugares privilegiados en las principales librerías y han experimentado un gran crecimiento en ventas de ejemplares. «Las editoriales han aprovechado este boom de ilustradoras que triunfan en internet para sacar obras en papel, ya que cada vez hay más demanda de público femenino en este ámbito de la novela gráfica y cómic, antes ocupado por hombres», comenta la diseñadora gráfica de Feminista Ilustrada.

La ilustración, desde el surgimiento del feminismo, se ha concebido como una herramienta a través de la cual canalizar los mensajes que se quieren transmitir a la sociedad. Helen Portillo celebra: «Creemos que, cada vez más, la gente se va concienciando de verdad, no se unen a esto de forma pasajera. Es importante que se difunda el mensaje desde todos los ámbitos posibles, para que llegue a la sociedad». El nuevo boom de la ilustración feminista se puede concebir como una moda. No obstante, la pintora María Bueno entiende que, aunque fuera una tendencia, si contribuye a acercar posturas y a hacer más pequeñas las brechas entre personas, expandiendo el ideal y la creencia feminista en la sociedad, es positivo. De la misma forma, Riba considera que «la historia de la humanidad se ha movido siempre por corrientes de pensamiento que se expanden hasta que se normalizan y así se solucionan muchos problemas de base». Asimismo, Emma Gascó, ilustradora en Pikara Magazine, un medio de comunicación feminista, considera que, si es una moda, «quiere decir que es algo que no se puede obviar».

El mensaje feminista que desean transmitir con sus ilustraciones tiene un toque de humor y cala en el público porque la imagen tiene un gran potencial expresivo. «Aportamos un lenguaje cercano, ameno y desenfadado, con gráficas llenas de humor», afirma Portillo. Para ello, se inspiran analizando problemas de la vida cotidiana, desigualdades latentes y la situación de la mujer en la sociedad heteropatriarcal. «Un cirujano aprende a hacer su trabajo estudiando medicina y abriendo cuerpos. Yo estudio mentes y las analizo», comenta Riba.

Las ilustradoras más reconocidas son jóvenes con estudios artísticos o en el ámbito de la comunicación que decidieron mostrar una realidad social mediante sus dibujos, aunque nunca pensaron que tuvieran tanta aceptación en la red. Con miles de seguidores, sus personajes de ficción, viñetas y composiciones llegan a un público muy amplio. Sin embargo, muchas de ellas no pueden vivir de la venta de sus obras. De hecho, Gascó lamenta: «Alguna gente lo consigue, pero es muy difícil. Yo me mantengo gracias a que lo combino con diseño». En cambio, la ilustradora de Lola Vendetta considera que, aunque «no es tan sencillo como tener un trabajo fijo y recibir tu nómina a final de mes», sí que es posible. Esta idea ha dado lugar a un proyecto llamado ´Sí se puede vivir del arte´, en el cual, junto a Cesar Biojo, un pintor colombiano, enseña a jóvenes artistas a cómo vivir de sus creaciones gracias a las nuevas tecnologías.