Carlo Adriano García tiene madera de futbolista. Hijo y hermano de futbolistas, por eso nunca mejor dicho que «de casta la viene al galgo». Es una de las joyas de la cantera del Villarreal y, con 17 años recién cumplidos, hace unas semanas fue ascendido al primer juvenil amarillo, dando el salto del juvenil B. Luce el 10 en su espalda, el de los grandes, tiene calidad a arrobas y un futuro prometedor. Centrocampista ofensivo, su padre es el mítico Adriano García, ese delantero granadino que llevaba el gol en la sangre. Jugó 122 partidos en Segunda B con el submarino, 10.255 minutos, 67 goles, 24 amarillas y dos rojas.

El mediocentro confía en seguir los pasos de su padre y dice que se ha acopado «muy bien la verdad» y reconoce que «me siento muy a gusto en este equipo, tanto en el campo, como fuera». Ha palpado que «el nivel de la categoría es muy alto, los jugadores parece que tengan un puntito de más en todos los aspectos respecto a la Liga Nacional».

Una experiencia que le servirá para el futuro. «Por supuesto que me servirá, me hace conocer mejor la categoría para la temporada que viene, tanto a nivel de entrenamientos como en los partidos», destacó el joven mediocentro vila-realense. Ahora se centra en ver si es posible que el juvenil del Villarreal alcance la segunda plaza para disputar la Copa del Rey. «Claro que tenemos opciones. Ahora mismo nuestro objetivo siempre va a ser quedar lo más posible en estas tres últimas jornadas que nos quedan. Para nosotros son tres finales.

Carlos Adriano García Prades (Vila-real, 12 de febrero de 2001) llegó a la cantera del Villarreal en verano de 2010 procedente del Benicasim. Se describe como un jugador «el cual tiene una buena visión de juego, organizador con buen toque con el balón y con llegada de segunda línea».