Como en muchas otras poblaciones de la provincia de Castelló, la tarde del domingo de Pascua en Jérica es sinónimo de mona. Sin embargo, sí hay algo que identifica a esta población palantina durante la tarde de ayer, eso es su canción y folclore más representativo, la Jota de Jérica.

Y es que, Jérica celebró ayer una de sus fiestas más queridas por los jericanos, el domingo de Pascua en la plaza del Ayuntamiento. Una costumbre que se ha continuado desde tiempos remotos, que todavía hoy perdura y reúne a cientos de vecinos y visitantes en la plaza del consistorio para bailar y cantar su jota típica, donde tampoco falta la merienda de la mona con amigos y familiares.

Eso sí, si hay unos protagonistas durante esa tarde esos son los «quintos» del año correspondiente, los jóvenes de 18 años del pueblo, encargados de organizar esta fiesta. A ritmo de seguidilla, jota y fandango, y con la rondalla en el centro de la plaza, tras el paseíllo por la vuelta de la procesión pidiendo la voluntad, llega el turno de reunirse en el Ayuntamiento para salir a bailar, cantar o bien disfrutar y ver este momento cargado de recuerdos para los más mayores y de diversión para los pequeños.

Se trata de una tradición ancestral que comenzó desde tiempos inmemoriales cuando los quintos debían partir a la mili y por ello se les organizaba esta fiesta de despedida.

Con el paso del tiempo, la fiesta se ha convertido en toda una tradición hasta la actualidad en la que se ha sumado también la participación de las mujeres. Durante toda la tarde, los jericanos disfrutaron de esta singular reunión en la que comieron la mona de Pascua y bailaron su baile más identificativo, la jota de Jérica.