Los vecinos de Sant Joan de Moró cumplirán hoy con el rito de subir, tanto en pie como en coche, a la ermita en honor a Sant Vicent para honrar al santo y compartir todos juntos una mañana festiva.

Los 'kintos' del municipio tendrán, como ocurre cada año, un destacado protagonismo en la jornada festiva. De hecho, todos los participantes recibirán, de mano de los jóvenes del municipio, el típico bocadillo de pan, conocido popularmente como 'fogaseta'. Unos bocadillos que serán elaborados por los hornos de la localidad, para acompañar al multitudinario almuerzo que se celebrará en la explanada que hay frente a la ermita. En total, a lo largo de toda la mañana se repartirán cerca de 1.000 panecillos.

Pero, además, los 'kintos' también serán los encargados de ocuparse de la barra de bar instalada en el bellísimo paraje natural para ofrecer a los vecinos refrescos, bocadillos y dulces, y con el dinero recogido, realizar diversas actividades a lo largo de todo el año.

Después de reponer fuerzas se celebrará una misa cantada y será sacada en procesión la imagen del santo que, como manda la tradición, será portada por un grupo de vecinos llamados, todos ellos, Vicente.

«Se trata de una celebración que, cada año, registra una gran participación popular y que está plenamente consolidada en el calendario festivo del municipio», señala el primer edil de Sant Joan de Moró, Vicent Pallarés, quien destaca que la festividad de Sant Vicent es una «excusa perfecta para que varios centenares de moroneros compartamos juntos una mañana de fiesta, almorcemos todos juntos y reivindiquemos nuestras señas de identidad e, incluso, nuestro hermoso patrimonio natural y paisajístico».

Un paraje excepcional

Sant Joan de Moró construyó su ermita en honor a Sant Vicent en el Barranc del Molí, a los pies del Tossal del Mollet, uno de los entornos naturales más privilegiados del término municipal, rodeado de rocas y vegetación. Muy cerca de allí se encuentra un muy bien conservado refugio de la guerra civil y la Font del Ros.

La ermita de Sant Vicent, que fue inaugurada en el año 2007, es un edificio moderno, con aspecto de refugio de montaña, que se caracteriza por su mampostería de piedra y su campanario, con campana y cruz, que sobresale sobre la cubierta a una sola vertiente, con pendiente hacia un pequeño porche o atrio lateral soportado por fuertes pilares. También característico es su vistoso reloj de sol en retablo cerámico junto a la puerta de acceso.