Sin llegar a la paradoja cuántica del gato de Schrödinger, que aparecía vivo y muerto a la vez en el mismo experimento, el entrenador del CD Castellón es capaz de hacernos creer una cosa y la contraria sin solución de continuidad. Digo de su defensa de las rotaciones para justificar la derrota dominical en La Murta.

Mi admirado Sergi Escobar, porque cabe reconocerle su meritorio trabajo, amenaza con repetir esa maldita dosificación como la única manera de llegar en las mejores condiciones a los partidos de la promoción de ascenso, bajo riesgo de que tropiezos inesperados e injustos como los de Xàtiva nos apeen del liderato al que él nos ha llevado, incluso con frivolidades como la descrita.

De verdad que me cuesta imaginar a Cristiano o a Messi descansando en las semifinales de la Champions para que estén tan fresquitos el día de la final, y que acaben viéndola desde la piscina de sus lujosas mansiones. Es ridículo. Tienen que jugar los mejores, y cuando se encarrile la victoria administrar los efectivos y recurrir al banquillo.

Yo no creo que el técnico sea tonto o nos haga tontos a los demás. Me conformo con pensar que en la intimidad de las reuniones del cuerpo técnico, lejos de ese micro que tanto le satisface, son conscientes de que esa fatiga que nos angustia los minutos finales es consecuencia de trabajar con una plantilla reducida de efectivos. Como también debieran cuestionarse si la preparación física es la adecuada para afrontar el momento crucial de la temporada, el que de verdad elevará al olimpo de la historia albinegra a nuestros protagonistas y no antes por conseguir que nadie acierte sus alineaciones.

- Primeros nombramientos. Lo dije la semana pasada, por activa y por pasiva, por escrito y en Radio Voramar. Yo estoy ilusionadísimo con la llegada de José Miguel Garrido, y siento decepcionar a la legión de seguidores que (mal)viven esperando negarme. Cómo no voy a estar contento si ha venido para darme la razón, poniendo un millón largo de euros para salvar la deuda con Hacienda que tantas veces había reclamado yo al actual consejo y a los anteriores, porque los parches no habían frenado la hemorragia.

Como también avancé que el inversor ejercería de propietario desde el primer momento. El nombramiento de un consejero delegado y las primeras salidas en el equipo de gestión actual -que no serán las últimas ni las más sonadas- así lo indican. El único fijo es Bruixola.

El contrasentido lo sufren aquellos aduladores de todo a cien que ahora se ven divididos entre su fidelidad hacia el consejo saliente y el reconocimiento de que les van a pasar por el rodillo, en forma de una ampliación de capital cerrada a los minoritarios y una planificación que seguro ya no tendrá problemas para pactar con el ayuntamiento la cesión de Castalia, eso sí, renovable año a año. A esos decepcionados que reclamaban la canonización de Montesinos y cía, decirles que si hubieran antepuesto los intereses del Castellón a sus filias -y/o fobias- no se hubieran visto en semejante trance.

- El juicio. Pero como hoy va de paradojas, abandonamos la física con la que abríamos este desahogo semanal y abrazamos la filosofía. Hete aquí el mayor de los sofismos, con el club empecinado en decirnos que defiende la causa judicial de Sentimiento Albinegro contra Osuna, Blasco, Cruz y los culpables de la ruina económica y deportiva del club, pero, ¡ojo!, sin aportar pruebas ni sumarse. El dueño del club no les debe nada a los expoliadores y podrá decidir con más libertad si el gato del cuento está vivo o muerto, porque una sentencia indemnizatoria haría redondo el negocio.