El nuevo Castalia se inauguró en 1987 y cada vez cuesta más seguir llamándolo nuevo. El paso del tiempo y la falta de mantenimiento están haciendo mella en el coliseo de la calle Huesca. No hay jornada de Liga sin que algún aficionado orellut denuncie en las redes sociales algún desperfecto. Descorchamientos, suciedad, escasa seguridad y hasta presencia de ratas en algunas zonas indican que el estadio necesita algo más que un lavado de cara. Así lo corrobora además un informe encargado por el ayuntamiento, que desgrana las actuales carencias del campo municipal, tanto en sus estructuras como en el mantenimiento, e insta a actuar tanto para cumplir los requisitos legales como para garantizar la seguridad.

El lavado de cara ya se hizo en verano a base de pintura y sentido estético. El negro y el blanco mandan en gradas y vallas publicitarias. Poco a poco también se va apañando la imagen del terreno de juego, aunque el césped siga lejos de estar sobresaliente. Preocupan más los aspectos relacionados con la seguridad, que señala el informe: el óxido en las partes metálicas, los descorchamientos y las fisuras en las gradas, la sujección de las barandillas, las luminarias descolgadas, la ausencia de pasamanos, el tamaño de los peldaños, la falta de higiene en los servicios o la escasa seguridad en caso de incendio, entre otros aspectos.

Desde 1987

El nuevo Castalia cumplirá en junio 31 años. Ha albergado partidos del Castellón en Primera, Segunda, Segunda B y Tercera. En 2005, el ayuntamiento realizó una reforma, con Alberto Fabra en la alcaldía. Consistió básicamente en «quitar la valla circundante del terreno de juego sustituyéndola por una barandilla de un metro de altura, soterrar el terreno de juego dos metros, y tapar el foso para crear tres filas más de asientos a lo largo de todo el perímetro y así ampliar la capacidad, reubicar a la afición visitante en preferencia y otras remodelaciones menores». Entonces, un informe policial de 2007 criticó las reformas y significó que «ninguna de ellas» fue encaminada a «mejorar o aumentar las medidas de seguridad y, alguna de ellas» contravino lo dispuesto «en los artículos 71. 3 y 4 de la Ley 10/90 del Deporte». Unos artículos que aluden a cuestiones como la distancia y elementos de separación entre el terreno de juego y la primera línea de asientos, los túneles de vestuarios o la limitación de espectadores. Ha pasado el tiempo y Castalia, que cada semana acoge a miles de castellonenses, sigue necesitando mejoras.