Uno de los pacientes que trataban los falsos doctores de Vinaròs relató ayer en la segunda sesión de juicio que se sigue contra ellos en la Audiencia de Castelló que tras haberse tratado durante años de homeopatía, acudió por unas molestias en la garganta y relató que «el 'doctor' Gisbert me pinchó en la garganta y me inyectó un líquido que no sabía qué era y tuve que ir al hospital porque se hinchó la garganta».

Este paciente, cuyos hijos adoptivos y esposa acudieron a la clínica de uno de los acusados para recibir tratamientos de homeopatía, aseguró que «nos trataba resfriados, alergias y alguna cosa más». Así, respecto del segundo acusado, el falso médico gallego conocido como Coté, indicó que les había pasado consulta «unas seis o siete veces» y concretó que se identificaba como doctor y vestía bata por la clínica.

En este punto, tanto el Fiscal en su escrito de acusación como los testigos que comparecieron ayer afirman que ambos acusados se presentaban como doctores, vestían bata en la clínica, diagnosticaban y participaban en intervenciones de estética como mesoterapias, liposucciones con ultrasonidos, biopsias, así como realizaban extracciones de sangre, pedían muestras para análisis e incluso pretendían tratar a una paciente de tiroides con un innovador programa con células madre que debía realizarse en un centro de investigación en Sevilla.

En este punto, los testimonios desmontaron tanto la homologación del título de doctorado J. M. L. P. como su participación en el proyecto de investigación con células madre. Coté solicitó a la Universidad de Sevilla la homologación de un supuesto título de doctorado obtenido en la University of Science & Arts and Technology de Monserrat, una resolución que llegó a aceptarse en junio de 2009 pero que se paralizó tras la segunda detención de este falso médico en Vinaròs y al comprobar que los títulos eran falsos y que la tesis analizada era un plagio. Al mismo tiempo, los responsables del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), donde se debían hacer los tratamientos, manifestaron no conocer a este médico y negaron su participación como asesor externo en el proyecto, así como que trataran a ningún paciente.

Respecto a la clínica de Vinaròs, los responsables de la inspección sanitaria de la Generalitat que participaron en el registro encontraron además de medicamentos caducados y no reconocidos, un talonario de recetas prefirmado por la directora médica de la clínica, acusada pero huida de la justicia, e historias clínicas sin firma del médico.

Así mismo, confirmaron que con la autorización de la que disponía no se podían realizar extracciones de sangre, así como indicaron que los tratamientos descritos debían ser aplicados por personal sanitario. Rasgo que no cumplen los dos principales acusados. En este sentido, declararon que la normativa establece que para aplicar terapias no convencionales es necesario ser médico y que un colegio de médicos acredite la formación.