Todas las víctimas de los falsos doctores de Vinaròs declararon ayer en su comparecencia en la tercera jornada del juicio que se sigue contra ellos en la Audiencia de Castelló que los acusados les diagnosticaban, les prescribían un tratamiento y practicaban las intervenciones que habían programado. Respecto a la intervención de los acusados, unas confiaban en F. J. G. A. por los tratamientos con homeopatía de más de 20 años en una clínica anterior en Vinaròs y otras, habían visto un anuncio en el Canal 56 en el que el acusado se presentaba como doctor, según su testimonio.

Con la confianza de estos tratamientos anteriores y de intervenciones menores de estética y odontología, los pacientes acudían a la nueva clínica abierta en 2006 y se les presentaba la posibilidad de que su dolencia la diagnosticara un «colega» suyo, que era doctor en Londres y que era «una eminencia», como llegó a relatar una de las testigos en la sesión de ayer.

En concreto, una testigo diagnosticada con el virus del papiloma humano y que anteriormente se había tratado con homeopatía manifestó que el acusado F. J. G. A. le comentó que «conocía a un neurocirujano de prestigio que había tratado más casos y que tenía fácil solución». Esta víctima indicó que el otro acusado, J. M. L. P. le visitó varias veces en la clínica, vestido con un traje sobre el que llevaba una bata blanca de médico, que le había pedido los informes de la Seguridad Social y que le diagnosticó leucemia. «Me dijo que podría desarrollar una leucemia pero que con el tratamiento no tendría ningún problema, pero que podría llegar ser grave si no lo hacía», declaró. La paciente relató que los médicos de la seguridad social se mostraron extrañados cuando les comentó que en una clínica le habían diagnosticado una posible leucemia.

Por otra parte, los pacien-tes que solo trató el acusado F. J. G. A. relataron que su solución para la mayoría de do-lencias consistía en la inyección de un líquido, «que nunca nos decían lo que era», en diversas partes del cuerpo, aseguraron.

En cuanto al acusado conocido con el sobrenombre de Coté, J. M. L. P., una testigo relató las condiciones en las que le hicieron una liposucción, a pesar de no contar ni con las autorizaciones, los títulos o el entorno clínico para ello. Esta paciente aseguró que tuvo dos visitas con uno de los acusados y la tercera con Coté, en la que le hicieron lo que debía haber sido una liposucción sin cirugía. «En una sala anexa, creo que de dentista, me hicieron tres incisiones como para una cánula de 'boli' BIC y J. M. L. P. empezó a hurgar. Hacia el final, tenía mucho dolor, y yo pensaba que se estaba acabando la anestesia. Sacó y guardó la grasa en un bote que me enseñó después, 'mira, esta es la grasa que te hemos sacado, dijo». La paciente estuvo desde las 11 horas hasta las 20 en la clínica para una intervención de una hora porque tenía mareos y dolores.

Más allá, una señora mayor testificó que tras tomar pastillas para un tratamiento de alopecia tuvo que ir al hospital porque le «volvió la regla», así como el resto de testigos relataron la práctica de biopsias en pecas que «había que extirpar para que no derivara en cancerígena», inyecciones para modificar estéticamente la nariz o pinchazos en las rodillas. El juicio se retomará el próximo lunes.