El Gobierno central reactivó el año pasado los estudios del proyecto de prolongación de la autovía de la CV10 desde Cabanes al norte de la provincia, pero el borrador del presupuesto del Estado de 2018 y las estimaciones que baraja la Confederación de Empresarios Valenciana (CEV) evidencian que a este proyecto le queda un largo recorrido. Un informe de infraestructuras elaborado por la CEV sitúa el final de las obras en 2024.

El estudio de los empresarios cifra el coste de la propuesta en 230 millones y establece el periodo de ejecución de 2021 a 2024. La patronal considera el desarrollo del tramo pendiente de la CV-10 como una de las infraestructuras prioritarias que se han de llevar a cabo en Castelló en los próximos diez años. Subraya que ahora la CV-10 finaliza en Vilanova d´Alcolea y que desde este lugar se conecta con la N340 con una carretera convencional como la Cv-13 que presenta «problemas de funcionalidad y seguridad vial». El tramo gratuito desde Vilanova a Tarragona -CV-13 y N-340- registra, añade el documento, un «elevado volumen de camiones debido alas restricciones del tráfico pesado entre Nules y Torreblanca». La prolongación «permitirá dar continuidad a la autovía vertebrando el territorio y mejorando funcionalmente el corredor», remarca la CEV en un estudio que ha impulsado para propiciar un pacto sobre infraestructuras entre los partidos políticos y los agentes socioeconómicos.

El Ministerio de Fomento incluye en los presupuestos de 2018, que todavía no tienen garantizada su aprobación por falta de apoyos suficientes, 1,5 millones para seguir con los trámites. Eleva el coste de las obras en los 432 millones y espera que la Unión Europea financie el 20 % del proyecto a través del plan Juncker. El Gobierno también contempla 84 millones vinculados a la explotación y conservación del vial, que asumirá la misma empresa de la ejecución durante 30 años. Ahora realiza estudios previos de los tramos de Vilanova d'Alcolea-les Coves de Vinromà, les Coves-Salzadella, Traiguera-Salzadella, Traiguera-límite de la provincia de Castelló. Sin embargo, en el proyecto de presupuesto de 2018 no contempla partidas en las siguientes anualidades, lo que genera incertidumbre con el inicio y término de las obras.

La ampliación de la CV-10 es una de las demandas históricas de Castelló. El último tramo -entre Pobla de Tornesa y Cabanes- se inauguró en 2010. El ejecutivo socialista promovió esta actuación pero la suspendió por la crisis económica. El Gobierno de Mariano Rajoy la mantuvo paralizada hasta 2017 cuando retomó los trámites. No obstante, prosigue a un ritmo pausado.

Transportistas y usuarios consideran esencial finalizar la Cv-10 para garantizar la seguridad vial en la zona. Esta autovía y su continuidad en la Cv-13 y N-340 han visto incrementado el trasiego de camiones desde que se prohibió su circulación en la N-340 desde Nules a Torreblanca. Esta última medida se lleva a cabo para reducir la accidentalidad vial en este punto, pero la siniestralidad se ha trasladado a la N-340 en el norte de Castelló y en la Cv-13. Un informe de la patronal de grandes constructoras (Seopan) y de la asociación de carreteras incluye a la CV-13 y el tramo norte de la N-340 (en los términos de Santa Magdalena de Pulpis y Peñíscola) en el centenar de trazados de la red convencional de carreteras del país que estiman que necesitan una mejora al registrar un tráfico que supera el 80 % de la media. Los vehículos pesados acaparan el 36 % del tránsito rodado en la Cv-13.

Fomento ha previsto bonificaciones de un 50 % en el peaje de la AP-7 a los camiones entre Peñíscola y Hospitalet de l´Infant para desviarlo de la N-340. La asociación del transporte de mercancías de Castelló tilda de insuficiente esta medida y reivindica que dichas bonificaciones -que se aplicarán si se aprueba el presupuesto- se extiendan desde Almenara a Tarragona. También piden la gratuidad de la AP-7.