«Es necesario que un niño o una niña que sufre acoso escolar se sienta apoyado o apoyada socialmente, que busque esos apoyos en su entorno, con su familia, sus profesores, que no se sienta culpable de la situación que está viviendo porque no es responsable de ella». Así se expresa la profesora del Área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló, Ana Belén Górriz, después de que Levante de Castelló informara de la investigación de un posible caso de acoso escolar en el suicido de un menor que estudiaba en un centro educativo de la capital de la Plana.

La experta reseña que sería recomendable «unificar criterios y coordinar todas las instituciones a nivel estatal» para que la lucha contra el bullying fuera más efectiva. Górriz apunta que en la actualidad la preocupación al respecto de esta problemática ha ido en aumento y son muchos los docentes que se están formando en los distintos cursos y jornadas que desde la conselleria o las distintas instituciones se proponen en este sentido. «Dado que el acoso escolar suele producirse en el aula, los pasillos, los baños del centro, el recreo, etc. es obvio que los profesores y el personal del centro deben estar formados para identificar estas situaciones y planificar acciones para afrontarlo. Sin embargo, no solo es responsabilidad de los docentes, también los padres deben recibir esta formación al respecto, para así poder identificar cualquier conducta por parte de sus hijos que les haga sospechar que son víctimas, pero también es importante que los padres de los agresores no las justifiquen y ante cualquier sospecha también actúen», apostilla.

La profesora explica que para los padres y profesores una señal bastante notoria de que algo pasa sigue siendo la bajada del rendimiento académico. También el aislamiento social o conductas externalizantes como la rabia, conductas destructivas. Si bien, también en niños más introvertidos se observa la tristeza o quejas somáticas (dolor de cabeza, de estómago,...) que aparecen en periodos académicos pero remiten en vacaciones. «Sería necesaria la implicación de los padres en su propia formación al respecto dado que hay propuestas de escuelas de padres en este sentido pero la afluencia de participantes no es la esperada», añade.

Entre los métodos más eficaces de ayuda a un niño que está sufriendo Górriz propone programas de tolerancia-cero o de alumno-amigo o alumno-tutor, «siendo fundamental la movilización de la audiencia, de esos menores que observan la agresión y no reaccionan». «Para ello, se debe implicar a toda la comunidad educativa y mostrar criterios de actuación comunes y coherentes. De cualquier modo, para que la intervención sea efectiva debe recogerse en planes nacionales con apoyo tanto económico como político», señala.

Cabe recordar que, tal como informó Levante de Castelló, la Policía Nacional está investigando si hubiera algún tipo de acoso escolar hacia un joven que a principios de la semana pasada se quitó la vida en Castelló. Los agentes se han personado en uno de los centros en los que estudiaba. Por su parte, la Conselleria de Educación niega que hubiera indicios de acoso hacia el joven y se ha puesto a disposición de la Policía Nacional para ayudar en la investigación.