Es la cifra que me facilitaron los servicios económicos municipales cuando les pregunté por la presión fiscal de 2017, es decir, los impuestos que pagó cada vecino al Ayuntamiento de Almassora para hacer frente a la gestión diaria. Los impuestos. Temidos para las economías domésticas, imprescindibles para el mantenimiento de servicios como la luz de las farolas o el gas de los colegios y, demasiadas veces, arma arrojadiza para quienes hacemos de la política nuestra profesión.

Esos 549,84 euros que pagamos todos los vecinos de Almassora el año pasado fueron los más bajos desde 2010. Así figura en la tabla que me pasaron los técnicos municipales cuando les pregunté por la evolución de los ingresos por contribuyente. ¿Y el 'tasazo' de la basura al que se refiere el PP día sí, día también a falta de argumentos mayores?. Pues tendría que darles la razón si subir el recibo alrededor de 12 euros al año para compensar el incremento de los costes de la recogida, transporte y tratamiento de las basuras que generamos hubiera supuesto un enorme desfase en esa presión al bolsillo del contribuyente respecto a la etapa del PP en el equipo de gobierno. Pero, sorprendentemente, se han subido a un carro, el de la basura, que 'huele' a poco que revisemos los datos. Se los facilito.

Nos quedaremos en 2010, cuando la crisis todavía se cebaba con nuestras empresas y nuestros parados. ¿Cuánto pagó ese año cada vecino en impuestos? 552,45 euros. ¿Y en 2011? Pues 57 euros más que el año anterior: 609,66 euros. ¿Y en 2012? Pues nos los subieron otros 100 euros hasta los 708,84 euros. Sí, más de 150 euros de subida en sólo dos anualidades. Eso sí que permite grandes lucimientos. Pero cobrar alrededor de un euro más al mes para pagar lo que cuesta tratar nuestros residuos les supone ahora un crimen, un 'tasazo' y un bochorno.

A nosotros nos parece mucho más bochornosa esa subida estratosférica de los impuestos (recuerden, 150 euros en dos años) y que intenten borrarla de la hemeroteca para centrarse ahora en el euro de la basura. No nos olvidamos de que mientras subían impuestos recortaban servicios como la limpieza viaria (que hemos tenido que reforzar a la vista de cómo estaba el pueblo) o de que andaban diseñando el edificio del Ayuntamiento mientras los barracones del Regina Violant se convertían en parte del paisaje urbano.

Su memoria es muy corta, pero ahí están los recibos de los impuestos y las fotos de la época. Era aquel tiempo en que quienes ahora nos critican invitaban a la inauguración del nuevo Ayuntamiento a quien era el presidente provincial del PP, Carlos Fabra. Dos años después, entró en la cárcel y salió de las fotos. No interesaba la relación, como ahora no les interesa comparar lo que pagamos con lo que pagábamos.