La soledad, un episodio de depresión, una ruptura sentimental, un desamor o un impulso suicida, son estados emocionales que, a veces, trasladan a las personas a un callejón sin salida. Una terapia para escalar ese muro es compartir el problema con un interlocutor positivo y empático, capaz de reforzar la autoestima de la persona y desangustiarla.

En este plano, uno de los servicios más populares y pionero en España es el Teléfono de Esperanza. La iniciativa la puso en marcha Serafín Madrid, fraile de la orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en 1971, en Sevilla.

La entidad comenzó su andadura en Castelló en mayo de 2001. La ONG cuenta con 15 socios y el pasado año atendió 565 llamadas. «Nuestra misión, a través del teléfono, es desangustiar a la persona», asevera Eneyda Paz, psicóloga y presidenta del Teléfono de la Esperanza de Castelló desde hace cinco años. « Tratamos de destacar en el interlocutor todos sus aspectos positivos y sus potencialidades, es decir, ofrecerles las herramientas para que descubran sus talentos, con el objetivo de que asuman su problema y entienda que tiene que ser resuelto por sí mismo», añade Paz.

Paz sostiene que la persona la necesidad de ser escuchado. « Y nuestro objetivo, para lo que hemos sido formados, es atender la llamada de esa persona, con independencia del alcance de la crisis que esté viviendo, y garantizarle un cierto equilibrio emocional», explica.

El perfil de las personas que recurren al Teléfono de la Esperanza es variado: «Llaman personas que viven en un estado de soledad, que sufren una depresión definida o una tristeza eventual; otros inmersos en una ruptura sentimental, un desamor o problemas familiares, como padres abandonados por sus hijos; y también personas que nos transmiten su deseo de quitarse la vida», enumera la psicóloga. Para este último caso, el colectivo cuenta con una línea telefónica específica (el 717 003717). «Es un servicio directo para atender a esas personas para estar estar muy cerca de ellas», puntualiza Paz.

La respuesta de los coescuchas siempre va en la misma dirección, es decir, apelando al pensamiento positivo y proactivo. «Problemas tenemos todos. Se nos ha hecho creer que la vida es una línea recta llena de rosas, pero no es así, hay momentos y episodios de frustración que tenemos que superar y encararlos como una oportunidad», asevera.

Además, del servicio de las llamadas telefónicas, la entidad ofrece atención personal en su sede, mediante cita previa. Igualmente realiza talleres, cursos de formación, grupos de apoyo y el programa de salud emocional, todos vinculados a técnicas para fomentar la autoestima y las habilidades sociales. A ello se suma el servicio de psicología y asesoría jurídica.

«Y todo ello con el objetivo de que las personas entiendan que en la vida hay obstáculos, pero que no son insalvables», matiza Paz. Una última iniciativa que ha puesto en marcha el colectivo es el programa ´Acompañando en soledad´, dirigido a personas mayores que llevan una soledad subjetiva , es decir, que aún teniendo personas a su alrededor se sienten trieste o aislados.

El centro financia sus actividades con la cuota de los socios (50 euros anuales), más las subvenciones públicas del Ayuntamiento, Diputación y Generalitat, que cubre básicamente el coste del servicio telefónico y el alquiler de la sede. Además, el colectivo tiene otros ingresos colaterales de los donativos de los participantes en el los talleres y cursos e incluso de las ventas del mercadillo instalado en el local.

La entidad, en el caso de Castelló, desarrolla sus actividades a base de voluntarios, en total una treintena (siete psicólogos, 10 orientadores, y el resto personal administrativos. Eneyda Paz hace una llamada sobre la necesidad de voluntarios que tiene el colectivo y resalta la formación previa que reciben. «El coescucha tiene una formación de varios meses. Tenemos que estar constantemente revisando nuestras emociones. Hemos de mostrar empatía, comprender su dolor y evidentemente ofrecerles algún tipo de salida», razona. La presidenta resalta la aceptación de este servicio anónimo y gratuito entre los ciudadanos. «La persona que llama se siente cómoda, porque no tiene que identificarse y tampoco sabe quién es su interlocutor», concluye.