El pasado viernes, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, fue muy explícito durante la presentación de resultados trimestrales en València: Su «recomendación a un amigo o un familiar» es que contraten hipotecas a plazo fijo. Con los tipos de interés por los suelos y el euríbor, la principal referencia hipotecaria, en negativo, a los bancos no les resulta rentable en estos momentos un crédito a interés variable. Los datos son incontestables: una hipoteca bajo esta última fórmula puede costar -en sus tramos menos onerosos- el euríbor más un diferencial de un punto o entre el 1 % y el 1,5 % TAE (Tasa Anual Efectiva). En un crédito a interés fijo, el tipo se mueve, por la parte baja, entre el 2,15 % y el 2,90 %, aunque el TAE en este último caso sube al 3,33 %.

Los bancos llevan tiempo anunciando una inminente subida de tipos que se resiste a llegar. El nuevo augurio la sitúa en 2019. Ahí está uno de los argumentos de Gortázar para aconsejar el más caro tipo fijo y para anunciar que su entidad no va a entrar en la guerra de precios que ya ha empezado entre unas entidades financieras con exceso de liquidez y necesitadas de prestar dinero. El consejero delegado de CaixaBank dijo que este tipo de interés tiene la gran ventaja de cubrir al cliente ante las inevitables subidas de tipos, especialmente si su capacidad de generar más ingresos es muy ajustada o nula. También supone un freno a un excesivo endeudamiento derivado de las cuotas más bajas que implican los intereses variables.

¿Es esto así? Los expertos consultados coinciden en que la conveniencia de uno u otro tipo de interés depende de lo que suceda con el precio oficial del dinero que marca el Banco Central Europeo (BCE). Es una apuesta, como expresa el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos. «Si tienes un tipo fijo, te olvidas del riesgo; ya sabes lo que vas a pagar toda la vida» del préstamo y «te cubres ante una subida de tipos». Ahora bien, si el BCE no eleva el precio del dinero, -aunque Gortázar pronosticó que sí lo hará y, previsiblemente, «mucho», en un período de 30 años-, ganan el banco y el que tuviera la hipoteca referenciada al euríbor. Pierde el del crédito a tipo fijo.

Es una conclusión con la que coincide el abogado de la Unión de Consumidores de la Comunitat Valenciana, Francisco Rodríguez. Sin embargo, el caso es que «hay consenso entre los economistas en que la inflación será baja por un largo tiempo y, en consecuencia, los tipos variables también serán reducidos», tal como afirma Joaquín Maudos, también catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València.

Previsión

La previsión es que el BCE empiece en breve a retirar los estímulos monetarios y suba los tipos el año que viene, pero en realidad es un pronóstico. Conviene no olvidar el caso japonés, que va camino de tres décadas con los tipos rondando el cero por ciento. Como explica Maudos, en el país asiático, tercera economía del mundo, había un problema de crecimiento. Si la «eurozona crece poco, los tipos serán bajos, para animar el consumo de las familias».

El director adjunto del Ivie lo que sí considera es que el actual «es un buen momento para negociar un tipo fijo bajo», dado el exceso de liquidez en los bancos y la guerra entre ellos por captar clientes hipotecarios. Francisco Rodríguez, no obstante, matiza que el usuario «de a pie tiene muy escaso margen para negociar con su entidad financiera; lo único que puede hacer es cambiarse de banco». El asesor jurídico de la organización de consumidores cree que la guerra crediticia «beneficia a los clientes, que pueden aprovecharla para cambiar de entidad si la suya no les ofrece un crédito en condiciones favorables».