Como si de un caso freudiano se tratara, el Villarreal tuvo que matar al padre por segunda vez para dejar el pasaporte europeo a un punto. Con banderas al viento y mecido por las gargantas de la afición, Mario esperó al minuto 87 para destrozar el plan de Marcelino, ganar al Valencia por segunda ocasión esta campaña y enceder al estadio que sabe que, después de mucho remar, el puerto se encuentra a la vista. Una falta lateral botada por Trigueros, la anticipación del alicantino, y una estirada inútil de Neto escribieron un nuevo triunfo en el derbi autonómico, y castigaron a un Valencia reservón, al que se le está atragantando el tramo final de la temporada. De todas formas, los che tampoco se marcharon tristes. La derrota del Betis en Bilbao les aseguró plaza en la próxima Champions League.

Ahora el Villarreal espera una derrota hoy del Getafe para certificar su objetivo, la presencia en la Europa League. Un premio a una temporada irregular, pero en la que el equipo de Javi Calleja ha sabido sacar partido a sus virtudes, sobre todo en estas dos últimas jornadas, para no agobiarse en la recta final. Ayer los amarillos fueron superiores a un rival al que el físico ya no le funciona, y no se rindieron aunque en la segunda parte a punto estuvieron de entregar la cuchara. Pero no lo hicieron

Acción y efecto. Golpe y respuesta. Si no fuese porque el uso ha desdibujado el sentido de la expresión, el primer tiempo fue de los que se da en llamar de poder a poder. En el Valencia, Marcelino no renunció a sus viejos hábitos. El equipo che mostró colmillo atrás, para buscar las salidas a la contra y la velocidad de Santi Mina y Rodrigo Moreno. Del manual del técnico asturiano salió la jugada del minuto 25 cuando una internada de Mina por la derecha finalizó con un centro al área. Lo cazó Rodrigo en el segundo palo y obligo a lucirse a Sergio Asenjo.

Tres minutos más tarde, la operación se repitió en una acción con muchos posibles. Hubo una posible falta de Parejo, en el robo del balón, antes de un balón largo para la carrera de Mina. También hubo un posible fuera de juego del gallego, que nadie pitó, y le permitió al delantero plantarse ante Asenjo. El palentino fue de nuevo providencial.

Pero en el cómputo global, el vencedor moral del primer tiempo fue el Villarreal. Cómodo en el correcalles en el que se convertía el duelo, Calleja le supo sacar partido al espíritu ofensivo deCheryshev, Raba y Castillejo. Avisaron el malagueño y el ruso con dos jugadas que terminaron con disparos fuera antes del minuto 15, y en el último tramo del primer acto llegaron a poner contra las cuerdas al Valencia.

Castillejo mezcló bien con Cheryhev, en el minuto 41, que apuró banda para centrar al corazón del área pequeña. El remate de la muerte de Bacca lo evitó Gabriel Paulista. Al minuto siguiente, Raba robó el alón por casualidad, cuando le golpeó en el rostro, y Bacca encaró de nuevo a Neto. El brasileño fue quien salvó el tanto. Terminaron los primeros 45 minutos con un disparo de Castillejo en el área abortado por Kondogbia, que permitió al Valencia sobrevivir al asedio.

El físico pasa factura

Los cuerpos ya no están como en otros tramos de la Liga. La segunda parte evidenció que la tensión y el esfuerzo se pagan mucho en mayo. Arrancó dominador el Villarreal, con la entrada de Costa por Rukavina en el lateral izquierdo. Castillejo, otra vez en la ola buena, gozó de dos lanzamientos para abrir la lata, pero Neto estuvo providencial de nuevo.

Los minutos atenuaron el ímpetu del Villarreal, y en esa situación se movió más cómodo el Valencia. Sin agobios atrás, buscaba encontrar una carrera de Guedes o un disparo de Rodrigo para que Marcelino cumpliera su hoja de ruta. Pero el equipo de la capital del Túria tampoco anda sobrado, y la segunda mitad se marchó en una especie de pacto de no agresión, demostrando que la temporada de Vietto como amarillo fue poco más que un espejismo.

Pero, por una vez, el Estadio de la Cerámica decidió marcar la diferencia. Empujado por el aliento del público, el Villarreal encontró una marcha más en la recta final. Entonces estalló la alegría. Trigueros y Mario pusieron el resto. Todo sonrisas en un derbi en el que los amarillos fueron superiores, mientras la afición coreaba el nombre del equipo camino de casa, sabiendo que el año que habrá Europa de nuevo.