Los enamorados de Vallibona ya conocíamos sus calles de postal, su emplazamiento en uno de los valles más desbordantes de belleza e intactos del interior recóndito de nuestro paisaje valenciano, sus rincones inesperados que te llenan de vitalidad y su conexión con la naturaleza. Unas cualidades únicas que se suman a su silencio de siglos, una presencia callada que te acompaña por las calles de arquitectura popular y se mezcla con aroma a leña y horizontes cercanos a resguardo de los vientos. Ahora, a todas estas cualidades de este municipio de cuento acunado por el valle que muestra un patrimonio natural silvestre y auténtico, se suma un tesoro sorprendente que, oculto en el techo de la iglesia de la Asunción, esperaba para ser descubierto al mundo.

Entre los 90 habitantes, los ariscos acantilados y los meandros del río Cervol, el pasado medieval de este municipio carbonero esperaba en silencio su momento entre las cúpulas barrocas. Es, como menciona el libro «Arte y Arquitectura en la Iglesia de la Asunción de Vallibona», editado por el Ayuntamiento de Vallibona y diseñado, maquetado e impreso en la Imprenta Provincial de la Diputación de Castelló, el esplendor oculto de «la iglesia que no vemos». El citado libro, escrito por Arturo Zaragozá Catalán; Mn. Joaquín Iturat García y José Luis Gil Cabrera, también indica que «para el estudio del templo medieval escondido es necesario deslizar entre el oscuro, reducido y polvoriento espacio (de suelo inseguro) que hay entre la vuelta de tabique construida en el siglo XVIII y la cubierta medieval. Sobre las bóvedas construidas en el S. XVIII puede verse, descansando en arcos diafragmáticos de piedra, de trazado apuntado y 11'40 metros de luz, la techumbre medieval».

Así, los arcos de diafragma del techo pintado descubierto ofrecen pinturas de gran originalidad y un cromatismo cautivador que confieren, inusualmente, una gran pincelada de actualidad y una imagen moderna y policromada de las ilustraciones realizadas sobre madera de pino.

Los primeros análisis del edificio datan de 1990, según indica el catálogo, el estudio previo y el proyecto de restauración realizados entre 2005 y 2007 por los arquitectos Fernando Vegas y Camilla Mileto, así como la restauración de las vigas y postetes desparejas de la cubierta, restauradas por el Instituto Valenciano de Restauración y Conservación, Ivacor, permiten restituir la iglesia medieval y su cubierta.

El techo está conformado por siete piezas seriadas, entre ellas palomillas o ménsulas; mesilla de ajuste; vigas; cabríos; listones o tablas. Las inscripciones son cúficas o latinas. Las más cautivadoras, sin embargo, son las pinturas de rodillos vegetales o temas geométricos realizadas con gran maestría y con un resultado deslumbrante. Escudos, franjas, caligrafías (tanto cúfica como latina), flora estilizada y animales y figuras humanas conforman una pintura fantástica que desborda imaginación.

También encontramos escenas cortesanas y mitológicas. Otras ilustraciones muestran raros ejemplos en el mundo italiano medieval, como la ilustración en un extremo de una viga que muestra su lengua al espectador.

A pesar de la diversidad de temáticas que ilustran el techo, lo más seguro es que fue construido de una sola vez.

El magnífico hallazgo del techo medieval de la iglesia de Vallbona resulta, finalmente, un capítulo más del desconocido y fascinante mundo de modelos medievales pertenecientes al ámbito del antiguo Reino de Valencia repleto , como recuerdan en el libro editado al efecto-, de antiguas tradiciones mediterráneas de la nueva figuración de la Europa cristiana.