Ya pasó. Ahora toca pensar en Riazor para certificar la clasificación, porque la visita al Camp Nou no fue como la de Mestalla o la del Santiago Bernabéu. El Barcelona, a pesar de tener la Liga en el bolsillo, se puso en modo rodillo para cerrar el partido en el primer tiempo con tres tantos, certificar la goleada en el descuento y dejar a los amarillos sin opción de asegurar matemáticamente la Europa League. Mejor olvidar cuanto antes la pesadilla y centrarse en la siguiente oportunidad.

Y es que un Barcelona no tan suplente, con Iniesta acompañado por Messi, Piqué y Busquets, entró en el partido como si se jugara ese título de Liga por el que fue honrado con el pasillo antes del arranque. Guiado por la mejor versión de Dembélé, el primer cuarto del partido dejó a la vista todas las vergüenzas de la defensa amarilla. Superado por las ganas y el virtuosismo de los azulgranas, el Villarreal hacía lo que podía y esperaba que cesara el chaparrón.

El francés, en el minuto 11, se inventó una jugada personal, trufada de regates y cambios de ritmo, para plantarse delante de Asenjo. El ex del Borussia Dortmund demostró que su punto flaco es la ejecución, y Asenjo repelió su disparo. Pero el más atento al rechace era Philippe Coutinho que dejó en evidencia a Mario, y remató dentro de la portería vacía para anotar el 1-0.

Aunque intentó el submarino sacudirse el dominio, con un duro disparo de Fornals desde la frontal que despejó a saque de esquina Cillessen, el Barcelona prolongó su monólogo con el 2-0. En el minuto 16, Dembélé, Semedo, Messi e Iniesta marearon a la defensa del Villarreal hasta que el manchego se inventó un pase al espacio que recogió Coutinho. El brasileño sólo tuvo que ceder a Paulinho que, con Asenjo superado, empujó el esférico a las redes.

Tras la tunda inicial, el paso de los minutos relajó a los azulgranas. Pero apenas un disparo de Costa, en el minuto 40, al que respondió Cillessen puso en apuros a los catalanes.

Por su parte, aceleró el Barcelona en la recta final del primer acto. Dembélé se plantó por velocidad otra vez ante Asenjo, pero cedió atrás a la llegada de Messi. Con Víctor Ruiz encima, el argentino no pudo rematar en condiciones. En cambio, sí que lo hizo en el minuto 45. Messi se introdujo en el área, pero no lo vio claro. Así que la retrasó a Iniesta para que el de Fuentealbilla se inventara una vaselina que superó a un defensa pasmada. Messi le recogió en el área, y cruzó ante Asenjo para anotar el tercero.

Sansone por Cheryshev

Debía hacer algo Calleja para espabilar a un equipo que amenazaba con entregar la cuchara. La apuesta fue Sansone que, tras el descanso, sustituyó a Cheryshev. La entrada del italo-alemán y la relajación del Barcelona permitieron a los azulejeros amenazar, aunque fuese sólo un poco, el dominio de los de Valverde. En el minuto 54, Sansone se encontró con el gol después de que un disparo de Fornals pegara en su cuerpo, y despistara a Cillessen.

Por un instante, con un Barcelona con todo hecho y un Villarreal con Europa por certificar, los amarillos pudieron poner en jaque el triunfo local. Reforzó Calleja el centro del campo con la entrada de Javi Fuego por un Trigueros anulado, y Rodrigo Hernández tuvo un cabezazo, tras saque de esquina, que Cillessen atajó bajo palos.

Pero entre el carrusel de cambios y con la anestesia del paso de los minutos, se alejó la posibilidad de la remontada heroica. Por el lado del Barcelona, la aparición espontánea de la calidad de Messi, Luis Suárez, Coutinho o Dembélé amenazaba con el cuarto tanto. Pero, al contrario que en la primera mitad, fallaba el último pase para concretar el gol.

Sansone estuvo cerca de repetir la operación del gol con un disparo de Rodrigo ya pasado el minuto 80. Sin embargo, fue el Barça el que castigó una vez más al Villarreal. Rakitic se inventó una jugada de fantasía por la derecha, regateó a Fuego y cedió a Dembélé. El francés, en una de sus mejores noches, sólo tuvo que empujar para el cuarto. Y ya en el descuento, con una vaselina, volvía a castigar a los de la Plana.

Los amarillos tendrán que esperar al sábado. Riazor es una plaza más fácil de asaltar que el Camp Nou, y esta vez el Villarreal no debería dejar escapar Europa.