El Formigues Festival cerró ayer las puertas de su sexta edición en Benicàssim con 8.500 asistentes y uno de los objetivos más importantes cumplido: que los pequeños se fueran esperando el año que viene para disfrutar de otro fin de semana de gran diversión. Y es que, un año más, el Formigues Festival se ha convertido en un espacio donde se ha conjugado a la perfección la diversión con el aprendizaje y la convivencia. Durante los dos días de festival, los 17 hábitats selváticos han congregado a miles de ´hormigas´ de diferentes edades que han podido aprender de robótica o a caminar con pequeños zancos.