A las 10 de la mañana llegaba al puerto de Castelló el buque carguero Blue Wave, de bandera holandesa, que llevaba a bordo un cadáver varón de 38 años, originario de Madagascar; un enfermo varón de 25 años, de Mauritania y diez tripulantes más. A todos les unía lo mismo: la peste, aunque unos con más suerte que otros. Todo ello se trataba de un simulacro denominado MARSEC-2018, un ejercicio marítimo avanzado que pretende reforzar la capacidad de respuesta ante un caso de enfermedad transmisible con riesgo para la salud pública del país y coordinar efectivamente a las administraciones, organismos y entidades implicadas en la operación de rescate.

El protocolo de actuación ante un caso de esta índole pudo verse reflejado ayer en el puerto de Castelló. El barco Cazaminas Duero representó al Blue Wave, un buque carguero procedente de las Islas Azores y con doce tripulantes a bordo, entre los que se encontraban un fallecido y un enfermo, recreando un posible escenario de contaminación por peste. «Este simulacro se realiza en Castelló porque se caracteriza por sus capacidades de reacción, por la especialización de sus agentes intervinientes, por su logística y por la predisposición de los participantes», afirmó Fernando Carreras, subdirector general de Sanidad Exterior.

En este ejercicio recreativo participaron entorno a 200 personas, pertenecientes a la Fuerza de Acción Marítima de la Armada, el Ministerio de Sanidad, la Autoridad Portuaria, Cruz Roja, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía Local o bomberos, entre otros. A las diez de la mañana el Capitán del carguero solicitó ayuda a la torre de Control del Puerto, ya que necesitaba asistencia sanitaria por contar con un cadáver y un enfermo a bordo. En ese momento, el Capitán describió la situación y comunicó que el enfermo padecía escalofríos y sudoración intensa.

Tras el primer contacto establecido, el Centro-Radio Médico de Madrid (CRM) recomendó al Capitán cómo tratar al enfermo y avisó de inmediato a la médico de guardia de Sanidad Exterior de Castelló de la urgencia de evacuar al paciente y el posible riesgo para la salud pública existente. Seguidamente, la médico se puso en contacto con el Área de Control Sanitario y estudiaron el alcance de los acontecimientos. La primera evaluación determinó que los síntomas y el viaje a Madagascar (en este país existe un brote de peste real) significaban un posible caso de peste, por lo que el protocolo «extremo» de actuación dio comienzo.

La jefa de la Dependencia de Sanidad de Castelló llamó a Castelló Port Control para que avisaran al 112 y se activó el sistema de emergencia sanitaria en el puerto. Antes de que el Blue Wave llegase al muelle, se formó una reunión de crisis con los principales representantes de cada organismo para abordar el tema. Con ello, se levantaron tres carpas. Una de ellas era la del Puesto de Mando Avanzado, otra era para realizar «encuestas epidemiológicas» a los tripulantes y otra para proceder a la descontaminación de la Guardia Civil.

Estricta actuación

El barco llegó al puerto. El Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil estableció un perímetro de seguridad y evitó que nadie subiera o bajara del Blue Wave. La Autoridad Portuaria facilitó el acceso de los servicios sanitarios y se acordonó la zona para proteger a la ciudadanía. El equipo de Sanidad Exterior accedió al barco con un traje de protección e inspeccionó y valoró el escenario. Con ello, se llevó a los diez tripulantes, aparentemente no afectados, a una zona de control, en la que se les tomó la temperatura y se procedió a descontaminarles en la carpa. Acto seguido, aislaron al enfermo y se lo llevaron al hospital.

Del mismo modo, el personal de los servicios sanitarios aislaron el cadáver, lo metieron en una bolsa estanca-féretro y, tras la aprobación del perito judicial, lo introdujeron en el furgón funerario. Tras la actuación, tanto la Guardia Civil como los equipos utilizados fueron desinfectados. Algunos elementos como las sillas, tiendas y mesas fueron custodiados hasta su retirada.

Una vez finalizada la actuación en la zona, se abrió una alerta sanitaria y se comunicó al resto de puertos europeos el problema. Así, concluyó el ejercicio MARSEC-2018, en el que se reforzaron los vínculos de coordinación y colaboración efectiva de las autoridades de Castelló y se evaluó la capacidad de respuesta ante un riesgo de salud pública en las fronteras marítimas.