Juanvi Bellido fue ungido en octubre de 2015 como nuevo presidente de la Junta de Festes por 64 votos de los 117 miembros de la asamblea electoral de fiestas. Fue proyectado como el candidato de la renovación frente a los 13 años de Jesús López. A Bellido también se le vinculaba con el PP, pero llegaba con un equipo potente de diversas ideologías y muy enraizado en fiestas que despertó grandes expectativas. Pero al poco tiempo de llegar se produjeron los primeros enfrentamientos con el equipo de gobierno. El ejecutivo local, a través del Patronat -un sistema aprobado por el PP pero activado en esta legislatura- asumió el control económico del presupuesto festero y puso fin a la opacidad que generaba la antigua estructura de la fundación.

Antiguos aliados de Bellido afirman que el presidente quiso mantener una independencia en la organización de fiestas que el nuevo sistema impedía. Así, las diferencias entre el presidente de la Junta y el gobierno local empezaron desde el primer minuto. El expresidente de la Junta achaca su cese a la «animadversión» de la concejala de Festes, pero en su mandato se ha granjeado enemigos tanto en el equipo de gobierno como en la propia Junta, incluso en los últimos tiempos ha perdido el respaldo de personas del «món de la festa» que lo defendían a capa y espada al principio de las hostilidades con el ayuntamiento.

En estos tres años, Bellido ha acumulado una veintena de bajas en su Junta, y encontronazos con los padres de la reina de las fiestas de 2016, los familiares de las dos reinas de 2018, con el jefe de Protección Civil, con el jefe de Protocolo y con la concejala de Festes. De su candidatura original solo se mantienen dos de sus doce integrantes.

A finales 2015, Bellido protagonizó rifirrafes verbales con una funcionaria del Patronat de Festes y el jefe de Protección Civil. La empleada presentó una denuncia a los juzgados por supuestas ofensas. En el juicio, celebrado en julio de 2016, testificó a favor de la misma Usó. Bellido quedó finalmente absuelto.

Tras las fiestas de 2016, el exresponsable festero sufrió la marcha de una decena de vocales de su Junta. Bellido responsabilizó de la división a dos personas: José Miguel Rebollo y Ana Alegre, y forzó su cese. La alcaldesa y la regidora de Festes tenían entonces a Bellido en su punto de mira, no solo por las quejas recibidas por funcionarios y los padres de la reina de ese año, sino por un desfase económico en Magdalena. Sin embargo, el ayuntamiento asumió la continuidad de Bellido porque lo arropaba la mayoría de su Junta. En ese momento, ambas partes escenificaron unidad y achacaron los problemas registrados a la premura en organizar las fiestas de dicho año.

La Magdalena de 2017 parecía que transcurrió con tranquilidad, pero a su término se marcharon otra decena de miembros de la Junta, entre otros, los dos vicepresidentes. En 2018, un presunto desplante a Usó o las críticas de la Junta y de familias de las reinas han sido la puntilla para su cese. De apoyos conserva el Partido Popular y parte de su antigua Junta.