­En una investigación publicada estos días en Headache, realizada en niños y adolescentes con migraña o cefaleas tensionales crónicas, los autores hallaron que los síntomas tendían a agravarse los días de lluvia o cuando la humedad superaba la marca normal. Los participantes solían ser casi tres veces más propensos a tener cefalea cuando llovía o aumentaba la humedad, comparado con el clima más seco. En otro estudio reciente sobre 7.000 pacientes con migraña grave o cefaleas no migrañosas, se halló que el riesgo de tener síntomas crecía los días de más temperatura y menos presión barométrica, que ocurre cuando el cielo está nublado y hay tormentas. Pero en el estudio no hubo una relación específica entre los síntomas de cefalea y las variaciones barométricas. Según los autores, se necesitan más estudios para comprender estos fenómenos.