Un grupo de científicos de la Universidad de Warwich (Gran Bretaña) se han dedicado en los últimos meses a estudiar las manos y dedos de más de 3.000 hombres que gozaban de buena salud, y comparar sus análisis con las de 1.500 pacientes que sufrían un cáncer de próstata. Sus resultados, bastantes sorprendente, y que recogen las páginas de la revista British Journal of Cancer, indican que los hombres cuyo dedo índice es más largo que el anular (éste entre meñique y corazón o medio) reducen la posibilidad de contraer un cáncer de próstata casi un 70%.

La clave de esta diferencia podría estar en la exposición en el útero a la testosterona, pues durante la estancia en el seno materno es donde se determina la morfogénesis básica de los individuos; así, los expuestos a menos cantidad de testosterona, antes del nacimiento, tendrían un dedo índice más largo. La polémica está servida, pues más de la mitad de los hombres tienen el dedo índice más corto. Usted que ya se miró los dedos, revise su historial familiar y a la menor duda o síntoma sobre su próstata, acuda a su médico (y mire sus dedos).

Existe otro estudio anterior, publicado por la Universidad de Alberta (Canadá) en Biological Psychology, que relaciona el resultado del cociente entre la longitud de los dedos índice y anular con la propensión a involucrarse en comportamientos agresivos. Los resultados concluyen que, solamente en los hombres, cuando este cociente disminuye (tecnicamente ratio 2D:4D), la agresividad aumenta. Como vemos el tema se complica. Y llegado el momento, seguro que recordó la idea que la longitud de los dedos podría estar relacionada con el tamaño de su «masculinidad anatómica».

Efectivamente, un grupo de investigadores de Corea del Sur se implicaron hace meses es saber si el tamaño de los dedos tenían algo que ver con el tamaño de los genitales.

Y de nuevo se fijaron en los dedos índice y anular. Así, después de estudiar a centenar y medio de hombres concluyeron que quienes tienen el dedo índice más corto que el anular tienden a tener, ¡ojo! no todos (si la mayoría; cosas de la estadística), el pene más largo. El estudio, sorprendente, se publica estos días en la revista Asian Journal of Andrology. De nuevo el ambiente prenatal (la testosterona) es el responsable, para los investigadores, tanto del tamaño de los dedos como del pene. Por donde escapar los afectados por estos cálculos (sin llegar a disponer de guantes), por la etnia… todos los hombres incluídos en este estudio eran coreanos, y punto.

Y sin salir del asombro, me encuentro en la web de la revista Archives of Sexual Behavior el anuncio de un estudio, que publicará en el mes de agosto, que afirma que las caricias (más dedos) y los besos son más importantes para los hombres que para las mujeres. En este trabajo realizado con más de mil parejas de varios países, incluída España, que permanecían juntas unos 25 años de media, se concluye que las caricias sería una de las claves, su práctica obviamente, para disponer de una relación feliz a largo plazo. Las mujeres, según el estudio, son más propensas a estar satisfechas con su relación sexual, y ésta aumentaba significativamente tras 15 años de relación. La separación de los resultados por países mostró que hombres y mujeres japoneses eran más felices (2,6 veces) en sus relaciones de pareja que los norteamericanos, que eran a su vez más felices que los brasileños y españoles. No podemos ganar en todo. ¿Qué tal los dedos?.

Los humanos en definitiva somos muy complejos, y tras los primeros análisis del Proyecto Microbioma Humano (HMP) mucho más, seríamos un «superorganismo». Al menos es lo que dicen desde el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (EE.UU), pues todos tenemos más células microbianas en el cuerpo (dentro y fuera) que humanas, en una relación de 10 a 1. Su estudio desde el «HMP» pretende dar luz a la compresión de ciertas enfermedades graves donde pueden participan estos «bichos», como en tipos de cáncer, y avanzar en el conocimiento de otros procesos que nos facilitan los microbios hospedados, como la digestión o la síntesis de ciertas vitaminas en el intestino.

Por lo tanto, ambos genomas, humano y microbiano (unas 3.000 especies diferentes pueden cohabitar con nosotros), serían el verdadero contenido genético de una persona. Así, en unos años hemos pasado de considerar a los microorganismos de grandes enemigos a casi «hermanos» biológicos.

He intentado distraerles un poco, pero el tema de los dedos es intrigante; que usted los mida bien, y si no culpe a los coreanos del sur.

Una ropa siempre libre de gérmenes

Un nuevo tratamiento antimicrobiano puede hacer que la ropa permanezca libre de gérmenes por siempre. El producto, desarrollado por científicos de la Universidad de Georgia (Estados Unidos), puede aplicarse sobre cualquier prenda, tanto en materiales sintéticos como naturales; a ropa, alfombras, zapatos y hasta plásticos. Una parte de la investigación ha sido publicada en la revista «Applied Materials and Interfaces» y en sus conclusiones se dice que el producto mata una amplia gama de microorganismos patógenos, como estafilococos, estreptococos y E. coli. Al probar el producto, detectaron que una única aplicación era suficiente para detener todo crecimiento bacteriano si la temperatura se mantenía debajo de los 37° centígrados; y tras varios lavados con agua caliente el tratamiento permanecía activo.