Desde sus laboratorios, han logrado modificar la textura de este tubérculo, manteniendo todas sus propiedades nutritivas y sin que se produzca ninguna alteración en el sabor.

El investigador del IIAD Xavier Martínez Monzó ha declarado que "la chufa se utiliza para la elaboración de horchata, postres y espumas, pero sus posibilidades van más allá".

Ha resaltado, además, que puede utilizarse "como una legumbre más, simplemente variando su textura. Y esto es lo que hemos conseguido. Lo que hemos hecho es darle otra forma de consumo a este producto tan típico de nuestra agricultura".

La chufa es un producto muy fibroso y, según ha explicado Martínez Monzó, "la cocción no basta para hacerlo blando".

Así, para lograr variar su textura, los investigadores de la UPV probaron con tratamientos enzimáticos, técnicas de vacío, procesos de congelación-descongelación y tratamientos con ultrasonidos, con resultados poco satisfactorios.

Finalmente, el que dio resultado fue el tratamiento químico con sosa, una técnica que ya se utiliza, por ejemplo, con el maíz.

"Con este tratamiento conseguimos ablandar la chufa. Hicimos pruebas de cocción y vimos cómo la textura del producto variaba, sin ninguna alteración en sus propiedades. Se ha conseguido dar a la chufa una textura adecuada para comer con cuchara", ha señalado Xavier Martínez Monzó.

Los investigadores del IIAD trabajan también en colaboración con la Denominación de Origen Chufa de Valencia en otras aplicaciones de este producto en la gastronomía, como bebidas que mezclan la chufa con otras frutas.

Además, estudian el empleo de la harina de chufa para la industria del pan.

"La harina de chufa ya existe, pero no se tiene muy claro para qué se puede utilizar. Una de sus posibles aplicaciones sería como espesante o para productos de panificación", ha indicado finalmente Xavier Martínez.