Hoffman, propietario de un importante grupo farmacéutico suizo, y González-Gordon, cabeza visible de una de las principales sagas de bodegueros jerezanos, comparten a sus casi 90 años un envidiable estado de salud, financiero y de sentido del humor.

Ambos han participado en los actos organizados esta semana en Doñana por el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés) para conmemorar el cuarenta aniversario de una aventura de la que son los dos últimos supervivientes.

El sueño de preservar las más de 200.000 hectáreas de marismas del Guadalquivir como un espacio protegido y reservado para la ciencia nació en 1952 cuando los científicos Juan Antonio Valverde y Francisco Bernis organizaron la primera excursión a Doñana, que repetirían años mas tarde con otros científicos y conservacionistas, entre ellos Mauricio González-Gordon.

En estas expediciones anillan decenas de miles de aves acuáticas, una actividad que será crucial para salvar Doñana pues servirá para comprobar que estas marismas son el punto estratégico de las migraciones ornitológicas entre Europa y África.

Luego surgen las "Coto donana Expedition", en las que participan destacados científicos europeos como Guy Mountfort, Max Nicholson o Julian Huxley, y conservacionistas como Luc Hoffman, que difunden por Europa las excelencias de este entorno justo cuando el Gobierno de Franco anuncia planes para transformar estas marismas, donde la malaria era endémica, en arrozales y plantaciones de eucalipto, así como para urbanizar su litoral.

Valverde lanza una petición internacional de ayuda que Hoffman canaliza hasta lograr recaudar dos millones de francos suizos, muchos mediante colectas en países nórdicos cuyos habitantes donan fondos para salvar Doñana y sus aves acuáticas que allí invernan bajo el lema de "una corona, un ganso".

Hoffman y sus colaboradores recaudan los fondos necesarios para adquirir una finca en el corazón de Doñana que quería comprar Papelera Española.

Para tramitar esta compra se crea WWF, organización que hoy día suma unos cinco millones de socios y cuyo primer presidente, el príncipe Bernardo de Holanda, encarga a Valverde que le escriba en su nombre al general Franco para que se una para salvar Doñana.

El entorno de Franco, ignorante del papel de Valverde, también le encarga que conteste al príncipe holandés en nombre del Gobierno español ofreciéndole ayuda.

El científico español, protagonista involuntario de este hilarante episodio epistolar, "orientó" a ambos estadistas hacia lo que era su sueño: salvar el corazón de Doñana y crear allí un centro de investigación.

Además, a la iniciativa de WWF y del Gobierno español se une el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, amante de la naturaleza, quien aportó una finca de su propiedad.

Estos tres proyectos confluyen en 1963 en la creación de la Estación Biológica de Doñana (EBD), una alianza pionera entre conservacionismo y ciencia que sería el germen del Parque Nacional de Doñana, que declararía seis años más tarde.

Hoffman y Mauricio González-Gordon han brindado este martes en el Palacio de Doñana, la sede de la EBD, por los cuarenta primeros años de vida del Parque Nacional y "por otros cuarenta años más".

La brillante mirada de estos jóvenes octogenarios quizá reflejase su añoranza por los compañeros de aventura fallecidos, su satisfacción por haber salvado unas marismas que hoy son Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera o su ilusión por que Doñana siga viva otros cuarenta años más, aunque ellos ya no lo verán.