Cabo Blanco es un pequeño puerto en un lugar paradisíaco aislado del continente por las estribaciones de los Andes. Sus pobladores conservan mitos precolombinos sobre la muerte. Es un lugar que impone su magia a los que se acercan. Hemingway lo descubrió poco después de ganar el Premio Nobel y llegó hasta esta costa para rodar El viejo y el mar. Cuando se marchó, se llevo la receta del pisco sour. Javier Fuentes-León nos redescubre este singular lugar con una historia sobre la lucha de un hombre contra su propia naturaleza. El protagonista se deja llevar por la pasión, pero se niega a aceptar la ternura. Su conflicto lo conducirá al enfrentamiento con el fantasma de la culpa en un largo proceso de pena en el que el dolor no llega. En Contracorriente nada escapa a la mirada privilegiada de Fuentes-León, un debutante con una sorprendente madurez. Aparece el peso desigual de los tabúes y las presiones de costumbres que pueden desaparecer con los temores a lo extraño y la resistencia a cambiar. Entre el realismo mágico de Gabriel García Márquez y el retrato antropológico del etnólogo peruano José María Arguedas, el director del film registra con precisión matices policromos sugerentes sobre la cultura de una población que vive separada del tiempo cerca de un mar exuberante. Contracorriente es un drama romántico que permite comprender a los que viven con valentía su ardiente pasión. Esta ópera prima ha tenido gran éxito en 19 festivales internacionales, entre los que destacan Sundance, Chicago, Miami, Lima, Villaverde (España), Philadelfia y ha sido elegida para representar al Perú en los próximos Oscar.