La calle Mestre Juan Barona de la Pobla Llarga se ha quedado completamente sin sentido. Dos señales de dirección prohibida -uno al principio de la vía y otro a media altura- impiden desde hace aproximadamente un mes la circulación de coches por la calle, cuyo uso queda limitado a los vecinos. Entre ellos se encuentra el alcalde de la Pobla Llarga, Rafael Soler, que ayer justificó esta decisión por la necesidad de desviar hacia la nueva variante CV-41 el masivo tráfico que durante años ha estado sufriendo esta zona, situada en el noreste del municipio.

Hace poco más de 3 meses que se inauguró esta variante, cuyo objetivo era el de desviar el tráfico de la CV-576 de Rafelguaraf a la Pobla Llarga hacia las afueras de este último municipio. A pesar de ello, los conductores, denuncia Soler, han seguido empleando la antigua carretera -que pasa justo por la fachada lateral de su casa- para trasladarse de un pueblo a otro, al tratarse ésta de la vía más rápida. Circunstancia que ha acabado por enervar a los vecinos, que veían frustrados sus deseos de eliminar el masivo tráfico de su calle.

No obstante, la ventaja de tener como vecino al alcalde ha posibilitado una inmediata solución: la prohibición de entrada de coches a la calle. Una decisión que Primitivo Climent, portavoz de la oposición socialista de la Pobla, ya ha calificado de "unilateral", pues se trata de un decreto de alcadía en el que "no se consultó a la policía local, que son los que entienden del tráfico interurbano", constata.