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Pep Gimeno, Botifarra, ha cerrado este fin de semana la presentación de su segundo disco, "T'en cantaré més de mil", con un doble recital de cerca de dos horas en Xàtiva, su ciudad natal. El Gran Teatre estaba lleno hasta la bandera. Botifarra, con su inseparable Lola, "la de la Torre", y "més mudat que Girineldo" -llevaba una camisa roja ajustada y pantalones negros-, deleitó al público. Jotas, "malaguenyes", "granaïnes", "cants de batre" o "cants de l'albat", así como divertidos romances -entre ellos el de Senyera o el de les mujeres que juegan al burro-, sin olvidar las "contarelles, dites i 'sermons'" con los que divierte al público , fueron la base de un concierto coral y repleto de intervenciones, como la de Miquel Gil o la de las dos bandas de música de Xàtiva, la "Nova" y "Vella", que compartieron escenario por una vez.

De la vertiente coreográfica se ocupó "Bicicleta Teatre" y sus dos bailadores principales, Raquel Langa y Toni Mollà, cuyas actuaciones elevaron el nivel artístico del acto. Faltó, tal vez, la potencia de "Obrint pas" en la interpretación de la "Malaguenya de Barxeta", convertida en la pieza más aplaudida de este moment de efervescencia de la música tradicional valenciana.

Con casi 2.000 entradas vendidas para dos conciertos y centenares de peticiones sin poder ser atendidas, queda patente que Botifarra ha sabido tocar la tecla que necesitaban muchos valencianos para reconocer que "esto todo es ponerse", en sus propias palabras, y que todo cambio comienza por un primer paso. Botifarra hace tiempo que lo dio y en cada canción que recupera del almacén de la memoria popular, interroga a todo un pueblo. Tras ponerse a cantar canciones, ha prometido cantar más de mil. Los que le conocen aseguran que lo hará. Sin miedo.