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La antropóloga Margaret Bullen puso ayer sobre la mesa los casos de Irun y Hondarribia, dos poblaciones del País Vasco en las que la participación de la mujer en sus fiestas, el Alarde, también ha estado limitada a tan solo el cargo de cantinera. Fue una conferencia enmarcada dentro de las Jornadas sobre la Mujer en la Fiesta que son organizadas cada año, y ya van cuatro, por Fonevol, la asociación que lucha por la integración de la mujer en los Moros y Cristianos de Alcoy.

Hace unos 15 años que en Irún y Hondarribia surgieron colectivos de mujeres que pedían su participación en el Alarde, una fiesta integrada por un desfile de compañías cívico-militar, en el que sólo el cargo de cantinera lo desempeña una mujer.

Según cuenta Bullen, en 1996, se celebró un Alarde mixto, separado del tradicional, en el que participaron 57 mujeres, "con el paso de los años ha ido aumentando hasta llegar a las 1.000 de este año".

Por otra parte, en Hondarribia, "se ha conseguido unir una compañía mixta". Aun así, esta integración no ha estado exenta de polémica ya que son muchos los que rechazaban la participación femenina como un miembro más del escuadrón, según explicó la antropóloga.

Participación en los festejos

Éste es un caso muy parecido al de Alcoi y es que, según las palabras de Margaret Bullen "es realmente sorprendente que salgan los mismos tipos de argumentos aquí en Alcoi que en Hondarribia o Irún". Para esta experta, "están las personas que defienden la tradición, el sentimiento, la historia y eso es comprensible", pero "también está la defensa de la persona libre que debería poder participar en el espacio público indistintamente de su sexo, religión o raza", aseveró Bullen.