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En los archivos de 14 de los 34 ayuntamientos de la Vall d'Albaida deben estar guardados todavía los testimonios de una etapa urbanística convulsa. En el interior de las cajas en las que habitualmente transportaban los promotores sus Planes de Actuación Integrada, los PAI, hasta los despachos de los alcaldes puede verse la huella que habría dejado una burbuja inmobiliaria que, sólo en esta comarca, planteaba construir casi 19.000 chalés y seis campos de golf. Para que esta mancha de cemento, greens y asfalto se hubiera expandido por la Vall d'Albaida habría sido necesario reclasificar cerca de 20 millones de metros cuadrados de suelo rústico a urbanizable.

Aunque la tramitación de la mayor parte de todo este aluvión de PAI fue ralentizada atendiendo a la "política sandía" aplicada por el Consell en los meses previos a las elecciones de 2007, la mayoría de los alcaldes que se presentaron liderando estos proyectos salieron reforzados por sus vecinos, muchos de los cuales iban a ser beneficiados por este maná urbanístico como propietarios de las parcelas afectadas. Lo paradójico es que ninguno de estos PAI se ha llegado a desarrollar y muchos ni siquiera pasaron el filtro del ayuntamiento, pero hicieron su papel desde el punto de vista electoral en su momento.

De los nueve proyectos con un millón de m2 o más la mayoría conservó el mismo gobierno que los impulsó o amparó como "solución definitiva" a los problemas del municipio, como adujo el alcalde de Albaida, Juan José Beneyto (PP), reelegido con más votos tras prometer un PAI con 2.500 chalé con golf, un complejo hospitalario y hasta un centro hospitalario. En otros municipios como Fontanars dels Alforins (1.500 viviendas y golf), la Pobla del Duc (500), Bèlgida (1.500) o l'Olleria (2.000) sus alcaldes fueron refrendados por sus vecinos con mayor o menos amplitud. "Eran negocios muy buenos porque de los campos no se saca nada", confiesa Ángel Martínez, uno de los propietarios que defendió un PAI en la Vall d'Albaida. "Se manejaban cantidades muy elevadas y la gente se apresuró a poner en venta sus propiedades agrícolas porque era una gran oportunidad", confiesa un alcalde que prefiere no dar su nombre "porque no quiero que se me malinterprete", sostiene, todavía convencido de "los beneficios" de estos proyectos urbanísticos, señala.

Aunque hubo movimientos sociales en contra de casi todos los PAI, sólo los de Fontanars y Bocairent, quedaron abortados por sus alcaldes tras la presión popular. El resto sólo ha acabado en el olvido tras estallar la burbuja inmobiliaria que ha acompañado a la actual crisis económica. Visto en perspectiva, el aluvión de proyectos para construir urbanizaciones con campo de golf y derivados era un tanto irreal, aunque "en esta irrealidad cayeron muchos vecinos para provecho electoral de los alcaldes", ha venido comentando la concejala de Albaida Eva Tormo.

En el mapa de los PAI en la Vall d'Albaida destacan los casos de Bèlgida, Benicolet y Fontanars por ser municipios de menos de un millar de habitantes que planeaban urbanizaciones que multiplicaban por seis su actual población. En todos los casos, el agua no estaba garantizada y era necesaria una reclasificación de terrenos que superaba la superficie de sus núcleos urbanos. Sólo en Benicolet hubo cambio de alcalde tras abrirse una investigación por parte de la fiscalía por la compraventa de terrenos y la concesión de licencias de obras. El PAI no entró en campaña.

Oposición electoral en Terrateig y Benissuera

En el PSOE de Benissuera todavía recuerdan cómo consiguieron convencer al vecindario de que el PAI iba a ser una "ruina" para el pueblo. Fue en el célebre mitin en el que el ex diputado Camarasa acudió a exponer cuáles eran las intenciones de la entonces alcaldesa, del PP, que asistió en persona al acto del PSOE. Las explicaciones de Camarasa parece ser que convencieron al vecindario de que la idea del gobierno municipal no convenía al desarrollo del pueblo. "La gente entendió que era una barbaridad", declaró en su momento el actual alcalde de Benissuera, Antonio Vicente Pla. En Terrateig la solución fue una asamblea vecinal y una candidatura independiente en la órbita del PSOE que acabó con años de dominio abrumador del PP. Luego, Celia Juan, anuló los PAI con los votos a favor del PP. r. g. terrateig