El recuento de la población de altramuz autóctono en la microrreserva de Llombai ha superado los 130.000 ejemplares, una cifra que nada tiene que ver con los pocos centenares que se censaron hace cuatro años, cuando se localizó la primera población de una especie que se creía extinguida y que aún presenta bastantes incógnitas, por lo que se mantiene en el catálogo de flora amenazada de la Conselleria de Medio Ambiente como especie vulnerable. Además de la población de la Lloma del Tramussar de Llombai, se ha detectado en el entorno de la cantera de Montserrat donde un vecino de Real recogió la semillas que más de 20 años después y, tras una sucesión de casualidades, permitieron describir la especie; en el Pla del Tramussar de Xàtiva -la toponimia ha sido una pista fundamental, ya que el nombre de las partidas estaba relacionado con la planta- y en la partida del Borrell de Gandia, aunque son poblaciones más reducidas .

El seguimiento realizado desde que se localizó el altramuz valenciano ha permitido comprobar que es una especie con fluctuaciones de población "enormes" de un año a otro. Si los técnicos consideran que, siguiendo una estrategia similar a otras plantas mediterráneas, el bautizado "Lupinus Mariae-Josephae" genera gran cantidad de semillas cuando se dan las condiciones óptimas, que luego pueden permanecer en el suelo durante décadas, a la espera de germinar, se desconocen las causas de estas oscilaciones.

"Sabemos que hay fluctuaciones enormes, varía la densidad de un año a otro en un mismo sitio, pero para dilucidar si es una cuestión ligada a la dinámica natural de la especie o a cambios de carácter natural necesitas 15, 20 o 30 años", explica el responsable del Centro de Investigación y Experimentación Forestal (CIEF) de la conselleria, Emili Laguna, mientras apunta que el seguimiento establecerá si las oscilaciones tienen "cierta periodicidad".

A la espera de las conclusiones, los técnicos del CIEF han desarrollado una técnica que garantiza un éxito del 100% en la germinación de semillas, acelerando un proceso que, de forma natural, se prolonga años y que, en principio, asegura la recuperación de la planta ya que permitiría realizar una repoblación del altramuz autóctono en caso de que fuera necesario.

Emili Laguna se mostró prudente al señalar que ninguna especie tiene el futuro asegurado "al cien por cien" ya que en cualquier momento puede aparecer una plaga que la destruya, pero advirtió que, en condiciones normales, esta técnica "ayudará mucho a recuperar el 'Lupinus Mariae-Josephae'". La técnica desarrollada es similar a la que los agricultores utilizan tradicionalmente para que germine el altramuz común que se utiliza como aperitivo. Consiste en hervir la semilla durante un período de tiempo corto y dejarla después con agua fría. "De esa forma tenemos en dos o tres días el cien por cien de las semillas con raíz", apuntó Laguna, lo que posibilita realizar una repoblación de refuerzo. Esta técnica mejora los resultados de anteriores prácticas.

Laguna detalló que las semillas del altramuz autóctono tienen una cubierta muy dura, que le permite aguantar en tierra "el tiempo que haga falta" -habló incluso demás de 100 años- hasta que se den las condiciones óptimas para germinar, para lo que necesitan que entre agua en su interior, un proceso que, de forma natural, se puede prolongar durante años.

Según detalló, la técnica que utilizaba el profesor Higinio Pascual, el experto que describió la planta, consistía en realizar un pequeño corte para la entrada de agua pero "obteníamos una germinación menor de la esperada y, además, en un tiempo muy dilatado", lo que dificultaba su uso para una repoblación. Con la nueva técnica ya se podría acometer el próximo otoño una plantación de refuerzo.