La dimisión de Mónica Pérez Gordillo como directora de la residencia municipal San José de Sueca ha vuelto a encender la polémica en torno al centro. Pérez Gordillo renunció a su cargo apenas veinte días después de tomar posesión. Argumentó motivos personales, según manifestó el alcalde, Joan Baldoví. El primer edil afirmó que la plaza vacante desde hace una semana estará cubierta antes de que finalice este mes. La entrada de la gerente venía a subsanar una de las deficiencias claves detectadas por una inspección de la Conselleria de Bienestar Social, producida el pasado 12 de febrero.
La renuncia sorprendió al gobierno municipal. La tensión histórica acumulada por las quejas de las personas críticas con la gestión de la residencia (algunos trabajadores y familiares de usuarios) pudo hacerla dimitir. Este periódico intentó, sin éxito, localizarla para conocer su versión.
Un grupo de familiares de usuarios había presentado una denuncia por deficiencias en las instalaciones del centro, atención dada a los residentes y falta de personal. La inspección de Bienestar Social anotó doce irregularidades. Todas ellas parecían subsanadas con la entrada de la nueva directora, que se producía a mediados de mayo, y así lo reconocieron desde la propia conselleria.
El informe de la inspección ratificó las deficiencias denunciadas en cuanto a las instalaciones en la primera planta del centro, debido a su antigüedad, si bien manifestaban conocer la previsión de una reforma que se inició el pasado 31 de mayo para su habilitación a los nuevos requisitos normativos.
Sobre la incorrecta atención a los residentes, reconocían que se trata de un aspecto difícil de valorar, aunque advertían una falta de planificación técnica de los recursos que no garantizaba que la atención que estaban recibiendo los ancianos fuera la correcta. Por último, respecto a la falta de personal, el informe decía que el centro cuenta con una plantilla conforme a los requisitos normativos, e incluso superior a los mínimos exigidos en algunos puestos de trabajo.
