Los problemas económicos que arrastra la Generalitat Valenciana, unido a las dificultades de las empresas constructoras para encontrar financiación con la que acometer obras de gran calado abocan a un callejón sin salida a la futura conversión en autovía de la CV-50, uno de los mayores ejes de comunicación de la comarca.

La paralización de las tres infraestructuras viarias que el Consell ha adjudicado a través del llamado peaje en sombra en la Comunitat Valenciana: la CV-35, el tramo de la CV-50 de Benaguasil hasta la A-3 y la CV-95 de Orihuela a Torrevieja costa, dibujan negras perspectivas sobre el tramo comarcal del eje viario llamado a convertirse en el segundo cinturón metropolitano de Valencia. Las dificultades de esas tres infraestructuras son tres ejemplos claros de que el sistema de peaje en sombra no arranca. Ello pone en la picota proyectos como el de la CV-50 en la Ribera y eterniza los plazos que el Consell maneja, incumplidos de forma reiterada.

Disolver los contratos

En los tres casos anteriores, el Ejecutivo de Camps y las empresas negocian la disolución de los contratos ante la imposibilidad de encontrar financiación bancaria para acometer los trabajos como consecuencia de la crisis financiera. Los tres tramos de la CV-50 que atraviesan la Ribera Turís-Llombai, Llombai-l'Alcúdia, la variante de Alzira y el acceso a Carcaixent no han pasado de meros proyectos. En algunos casos se ha aprobado la declaración de impacto ambiental, pero el proyecto constructivo sigue en el aire.

Además, en el presupuesto de 2010 la Conselleria de Infraestructuras únicamente consigna 46.310 euros para un estudio de cimentación en el tramo l'Alcúdia-Llombai pese a que la obra ha sido valorada provisionalmente en más de 700 millones de euros. Esa escasa consignación hace imposible que la Conselleria de Infraestructuras pueda impulsar este año la obra con recursos propios. El conseller, Mario Flores, descarta esa posibilidad y defiende que la fórmula del peaje en sombra es la única que permite a la Administración autonómica impulsar proyectos como el desdoblamiento de la CV-50.

Un fracaso "estrepitoso"

En cambio, el portavoz de Infraestructuras del PSPV en las Corts, Francesc Signes, sostiene que el sistema del peaje en sombra que defiende Flores ha fracasado de "forma estrepitosa". Y mientras el conseller cree posible adjudicar obras en lo que queda de año, el diputado socialista afirma que la CV-50 no tiene ningún viso de posibilidad de construcción "ni a corto ni a medio plazo".

El Consell se decanta por el sistema de concesión administrativa de peaje en sombra, que deja en su totalidad la construcción y la gestión de la carretera a la iniciativa privada, que también se encarga del proyecto constructivo. En ese caso la empresa paga la obra y cuando la concluye explota la infraestructura y el Consell comienza a pagar un canon anual en función de los vehículos que transitan por esta carretera. Los conductores no pagan.

Pero, los problemas se amontonan y a los retrasos se une el mensaje del Consell a las constructoras en el sentido de que ni en 2010 ni en 2011 habrá dinero para invertir, lo que incluye también los tramos de la CV-50 en la comarca.

Y mientras, las poblaciones que cruza la CV-50, Real, Montroi, Alfarp, Llombai, Catadau, Carlet y l'Alcúdia sufren a diario los graves problemas que suponen las travesías por el interior de los núcleos urbanos, con un largo reguero de accidentes y de retenciones de tráfico, lo que supone una limitación para el desarrollo económico de la zona.

Signes asegura que el Consell continúa proyectando sobre el papel "y anunciando a los cuatro vientos nuevas actuaciones pero 15 años después estamos en el mismo punto que estábamos y resulta muy improbable que el Gobierno valenciano sea capaz de cumplir esas expectativas en plazo de tiempo razonable. Resulta evidente que la Ribera no es una prioridad para el PP", añade.