Cazadores del paleolítico se refugiaron alguna vez en una de la pequeñas cuevas rocosas del cerro del Puig de Xàtiva. Incluso despellejaron en su interior alguno de los animales que luego les sirvió de sustento y abrigo. La aparición de puntas de flecha y otros utensilioso tallados en una de estas pequeñas simas ha permitido llegar a estas conclusiones a los dos profesores de Xàtiva que casi se tropezaron con estas tallas de sílex y cuarzo cuando visitaban una de las cuevas del Puig: "encontramos los útiles sobre la superficie, los recogimos porque nos parecían piedras curiosas y cuando las analizamos vimos que estaban talladas y tenían distintas formas nos sorprendimos", ha explicado el biólogo Salvador Argente, que está realizando un estudio botánico sobre el Puig y que ese día estaba acompañado por su hermano. Fue el historiador Manuel Argente el que se dio cuenta de la importancia del hallazgo. Puntas de flecha de sílex, raspadores para trabajar la piel de los animales muertos y convertirla en indumentaria para vestir y otros utensilios tallados forman este "humilde tesoro prehistórico", como lo ha calificado Argente.

Las cuevas del Puig no han sido objeto de ninguna campaña de arqueológica. Sólo se conoce una primera prospección superficial, realizada por el Servicio de Investigaciones Prehistóricas de la Diputación de Valencia en los años 70, en la que se encontraron algunos restos de la Edad del Bronce, según explicaron ayer desde el Museu de Prehistòria de València, donde han sido depositadas las piezas encontradas. Las mismas fuentes han indicado que se ha abierto un expediente para poder clasificar los restos y, en un futuro, analizarlos para conocer con exactitud sus características.

El arqueólogo municipal, Ángel Velasco, destacó que sería "interesante" iniciar algún tipo de prospección arqueológica en el Puig, "pero lo recursos son los que son". Velasco explicó que el cerro del Puig, por su ubicación y sus cabidades poco profundas, debió ser "un punto de asentamientos temporales" de grupos de personas nómadas. Es posible que al final del Paleolítico pudiera haber asentamientos más prolongados, "pero por las dimensiones de estas cuevas es poco probable", apunta.