Sentarse a la sombra de las jacarandas en los bancos y muros de piedra de la plaza de la Constitución, conocida popularmente como el Panterri (deformación de parterre), ya es historia. Esta plaza, que mantiene la misma imagen urbana que a principios del siglo XX, ya ha empezado a transformarse. De momento, antes de que empiecen las obras que la van a remover por completo, se han instalado unas vallas que dificultan el acceso a la iglesia de l'Assumpció, al ayuntamiento y a la calle Loreto. Las máquinas todavía no han entrado, pero las vallas ya anticipan que los meses de obras no van a ser fáciles.

El Panterri tiene los días contados. Así lo advirtieron ayer los concejales del PSPV, Paqui Viciano y Vicent Grimalt, quienes instaron a la alcaldesa, Ana Kringe, del PP, a revisar el proyecto de esta plaza para que, tras las obras, no pierda sus marcados valores culturales y arquitectónicos. "Kringe y su gobierno deben recapacitar porque esta plaza es la historia viva de este pueblo. Existe desde principios de 1900", indicó Grimalt, que explicó que, en el proyecto, desaparecen elementos tan importantes como la piedra de sillería de muros y bancos. "Esas piedras las tallaron los últimos picapedreros de la Xara", apuntó. Grimalt también lamentó que se eliminen árboles históricos de la plaza, como dos de las cuatro jacarandas del parterre. El edil socialista advirtió de que esta actuación carece de informe arqueológico, pese a que se desarrolla en una plaza formada por edificios protegidos como el del ayuntamiento, del siglo XVII, o la iglesia de l'Assumpció.

Mientras, Viciano aclaró que no rechazan las obras de la plaza, pero quieren que se consensúen y respeten el patrimonio cultural de la centenaria plaza de la Constitución.