Ayer vencía el plazo que marcó el Ministerio de Medio Ambiente para que los propietarios de las Casetes dels Pescadors del Puig derribasen estas viviendas por invadir el dominio marítimo-terrestre. Realmente, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana sentenció que las casitas deberían haber desaparecido antes, pero los afectados pidieron poder pasar su último verano allí.

El verano ha pasado, el plazo ha vencido y las casitas siguen allí, pero ya están vacías. Aunque realmente, muchas de ellas llevaban vacías hace tiempo. Algunas familias descendientes de aquellos pescadores que las construyeron cuando el mar estaba más lejos, decidieron abandonarlas meses atrás cuando la amenaza de la demolición era inevitable. Pero otros han permanecido allí hasta el último momento y ayer continuaban llenando los contenedores, camionetas o los maleteros de sus coches de los muebles que tenían en las casitas. Uno de estos propietarios que ayer vaciaba su vivienda de veraneo, construida hace más de 70 años, era Pepe.

Este vecino se mostraba resignado ante el seguro fin de un lugar al que le ha tenido tanto cariño, pero afirma no estar triste. "Porque más que tristeza, lo que tengo es mala leche -aclaraba-. Mala leche por ver como la ley trata a unos de manera diferente a otros. Cómo a algunos, entre ellos al ministro Pepe Blanco, les dejan tener su casa en primera linea de la costa".