Bancaja en el caso de la urbanización Vall de la Mar y Cereus SA en el de Granata Golf son las dos empresas que promovieron la reclasificación de 6,7 millones de metros cuadrados en Tavernes para poder llevar a cabo dos grandes urbanizaciones, una en primera línea de playa y otra junto a la Serra de Corbera.

Desaladoras, campos de golf, parques tecnológicos y hasta una marina interior se anunciaron como proyectos estrella, lógicamente ligados a la construcción de miles de viviendas que iban a servir para financiar la inversión.

El Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna, gobernado con mayoría absoluta por el PP, quedó deslumbrado ante las dos actuaciones, firmemente defendidas tanto por el anterior alcalde, Eugenio Pérez, como por el actual, Manuel Vidal.

Durante el intento de reclasificar ambos espacios para permitir las urbanizaciones, la Generalitat obligó a modificar el PGOU, algo que se inició en noviembre de 2006, en un proceso que contó con el voto en contra de la oposición municipal, PSOE, Bloc y EU.

Cientos de propietarios de ambos espacios también defienden esas actuaciones, de las que, lógicamente, iban a beneficiarse por el espectacular incremento del valor de sus parcelas.

Aunque ahora la Generalitat haya emitido este informe técnico demoledor para las aspiraciones del ayuntamiento y de la mayoría de los propietarios, cierto es que la crisis económica y el brutal pinchazo inmobiliario registrado en la Comunitat Valenciana ya habían sentenciado su desarrollo a medio plazo. Cada día que pasa el Vall de la Mar y el Granata Golf se esfuman un poco más.