Alrededor de las cinco de la madrugada de ayer los despertadores de los camarotes del Crucero de los Borja echaban humo. El madrugón estaba justificado porque era el día de la audiencia con el papa Benedicto XVI y era necesario llegar a Roma a tiempo.

Después de un periplo de más de dos horas motivado por las obras que se están acometiendo en la capital romana, algo en lo que se asemeja a Gandia, la expedición de unas trescientas personas, todos los que quisieron acudir al Vaticano, se presentó en el incomparable marco de la plaza de San Pedro.

A pesar de su puntualidad, los gandienses se quedaron con ganas de ver más de cerca al papa y algunos de ellos confesaron una cierta decepción. Las estrictas medidas de seguridad y el protocolo establecido por la Santa Sede dejó a los gandienses en fila 20. A su alrededor había más de cuarenta mil personas que llenaban la plaza en la tradicional audiencia que, cada miércoles, el papa brinda a todos los peregrinos.

Quienes sí tuvieron ocasión de acceder a la "zona VIP" y saludar más de cerca al papa fueron el alcalde de la ciudad, José Manuel Orengo, y la concejala de Turismo, Amparo Miret. Los servicios de seguridad les acreditaron como los representantes de la delegación de Gandia, lo que les permitió situarse en primera fila, por donde circuló el "papamóvil". Pero no hubo saludo en persona al sumo pontífice.

Una vez llegado al estrado, Benedicto XVI se dirigió a los asistentes en varios idiomas, entre ellos el español. Fue entonces cuando se pudo escuchar su mención a los "peregrinos de Gandia". También desilusionó un poco que en sus palabras no incluyera alguna referencia al Quinto Centenario de Sant Francesc de Borja. Pese a la emoción que en muchos gandienses generó ver en persona al máximo representante de la Iglesia Católica y a la devoción con la que recibieron la tradicional bendición lanzada en la plaza de San Pedro, el comentario general era que la audiencia había resultado un tanto fría.

El turismo, la otra opción

Al margen de la audiencia papal, lo cierto es que la mayoría de los pasajeros del Crucero de los Borja optó por aprovechar de otra manera su estancia en la Ciudad Eterna. Atractivos no le faltan a Roma, y fueron muchos los que no dudaron en subirse al bus turístico de la capital italiana y presenciar algunos de sus encantos históricos y arquitectónicos. A la hora de la comida se pudo ver a algunos gandienses reponiendo fuerzas en bellos rincones de la ciudad.

Pero la jornada en la capital italiana se prolongó ayer hasta bien entrada la noche. A las seis de la tarde la música de Gandia, la que en el siglo XVI compuso Francesc de Borja, sonó en la iglesia de San Ignacio de Loyola. Fue durante la representación extraordinaria de la Visitatio Sepulchri.

Después el protagonismo fue para el polifacético valenciano Carles Santos, que llevó al Palacio de la Cancillería la obra "El cant del duc", con letra de Josep Piera, cuyo estreno, el pasado 15 de mayo en Gandia, congregó a cerca de cinco mil personas