Nadie mejor que sus vecinas de la calle Sant Vicent de la Roqueta, en el centro histórico de Dénia, conocen el drama de Antonia, una mujer de 51 años que sufre esquizofrenia y, desde hace 9 meses, vive sola en una casa sin unas mínimas condiciones para ser habitada. Antonia recibió a finales de septiembre sendas palizas. En uno de los casos, unos 20 jóvenes la insultaron y agredieron. Sus vecinas la acompañaron a la Guardia Civil a presentar la denuncia.

Saben que esta mujer no puede valerse por sí misma y está desvalida desde que en diciembre falleció su hermano, quien se hacía cargo de ella y de un tío que sufría Alzheimer y que también murió poco después.

Desde entonces María Millán se ha preocupado por llevarla al médico e incluso le ha suministrado diariamente la medicación. Pero tanto su interés como el de Conchita Catalá, quien también es vecina de Sant Vicent de la Roqueta, no bastan para que Antonia, que tiene diagnosticadas esquizofrenia paranoide de tipo estable y déficit intelectual, viva en unas condiciones dignas. Su vivienda es insalubre e incluso peligrosa, ya que la instalación eléctrica y de gas no reúnen unas mínimas garantías de seguridad.

María y Conchita han acudido a los Servicios Sociales de Dénia, pero, de momento, han encontrado más incomprensión que otra cosa. Hace dos semanas, Antonia salió de noche a coger flores y subió por la ladera del castillo. Se cayó y sufrió un traumatismo craneal y una fractura de muñeca. María Millán acudió directamente a la alcaldesa, Ana Kringe, para pedirle que esta mujer recibiera una atención adecuada. Desde entonces, Antonia está en la residencia de ancianos de Santa Llúcia, pero, cuando se restablezca, la enviarán de nuevo a su casa.

"Ella no puede volver a estar sola. Es una persona desvalida y necesita a especialistas que la cuiden", afirma María, que, al igual que todos los vecinos de esta calle de Dénia, cree que lo mejor sería trasladar a Antonia a un centro especializado. "Los vecinos queremos su bienestar, que esté en un lugar bien atendida y en condiciones dignas. Pero nosotros no podemos volver a hacernos cargo de ella", insiste María.

A ambas vecinas les indigna que la técnica de Servicios Sociales se quitara el problema de encima y dijera que Antonia debe ser autónoma. Este departamento le asignó una paga de 30 euros a la semana y le envió una limpiadora que, según los vecinos, apenas dedicaba media hora a asear un poco la casa. De ahí que en la vivienda se fuera acumulando la suciedad y, al final, se convirtiera incluso en un foco de roedores.

"Antonia no tiene sentido del dinero. Le daban 30 euros y ella se los gastaba en flores para llevarlas al cementerio", recuerda Conchita.

Cuando falleció su hermano, Antonia vivió durante un tiempo en la casa con su tío enfermo de Alzheimer. "Un día la vimos en la calle diciendo que su tío había estado echando espuma por la boca durante toda la noche y que ahora estaba helado, que ella creía que se había muerto. Y sí, así fue, el hombre había fallecido", relata María aún impresionada por aquel trágico suceso.

Se accidentó en la ladera del castillo

Antonia está ahora en la residencia de Santa Llúcia, donde se restablece de un accidente que sufrió en la ladera del castillo. Sus vecinas recuerdan que ya de noche subió a por flores y se cayó. Se rompió el radio del brazo derecho y se dio un fuerte golpe en la cabeza. Entre el vecindario de Sant Vicent de la Roqueta, se teme por la vida de esta mujer, que además ha recibido dos palizas. Hay jóvenes que han ido a su casa a tirar huevos contra la fachada.